"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
jueves, 25 de julio de 2013
Pulpería
Pulpería junto a la vieja
calle de polvo dormido,
con sus paredes sin ruido
y sin nadie tras la reja.
Como silenciosa queja
al bullicio de estos días,
duerme agónica y vacía,
abandonada tapera
fue igual, pero con pulpera
la que hubo en Santa Lucía.
Cuevas de peludo y ratas,
yuyo, pastizal, ortigas
donde trabaja la hormiga
y da el grillo serenata.
La huella de la alpargata
dejó el último carrero,
también con lujoso apero
y fusta en vez de rebenque,
ató en el recio palenque
su pingo algún estanciero.
Pulpería solitaria
que fuiste como mojón
de la civilización
en la pampa legendaria.
El gaucho que ha sido un paria
en tremenda inmensidad,
consuelo en su soledad
encontró en tu rudo ambiente
junto a un trago de aguardiente
el calor de la amistad.
El grueso sauce llorón
más triste y llorón parece
su fronda apenas se mece
añorando la canción
que como compensación
cantará y la gramilla
que usó el cantor como silla
agradeciendo su sombra,
hoy es solo seca alfombra
de hojas mustias y amarillas.
Del jagüel, figura ajada
altivo asoma el crucero
igual que un indio bombero
con su roldana oxidada,
como lágrima anudada
bailotea de soga un trozo,
bate sus alas gozoso
sobre su nido el hornero
el último compañero
que le queda al seco pozo.
Es dentadura de viejo
el cerco de palo a pique
si es necesario que explique
lo que el comparar reflejo,
lo que fue firme y parejo
hoy con muchos palos rotos,
los que sin duda algún croto
usó para hacer asado
y dejó desparramado
como puñao de porotos.
Pasa un auto indiferente,
la tapa la polvareda
la rapidez de sus ruedas
son como una burla hiriente;
lo ve perderse rugiente
y como al malón salvaje
sobre ese mismo paisaje
vio pasar al gaucho errante,
vio llegar al inmigrante
con para, arado y forraje.
Con la llegada del tren
de alambrados y corrales,
como "Ramos Generales"
pasaste a ser almacén,
pero este siglo también
ese rubro se termina,
yo, que tuve en esa esquina
la alegría de no ser viejo
lo mismo que en un espejo
hoy me miro en esas ruinas.
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