sábado, 16 de marzo de 2013

Tajo a tajo




Ya no suenan las bordonas
de mi guitarra como antes,
ya no cantan arrogantes
se me han vuelto rezongonas.
Perezosas y sobonas
no obedecen a mi mando
y al querer, de vez en cuando,
hacerlas vibrar altivas,
suenan tristes y emotivas,
como almas que están penando.

De mi rancho los horcones
de aburridos se han ladeao
y al techo lo han deslomao
pechando los ventarrones.
Del tiempo los zamarrones
lo han rajao en las esquinas
y al cercao de cina-cina
con que rodeaba la casa,
cualquiera bicho lo pasa
porque ya  ni tiene espinas.

Todo el campo se ha rendido
al rigor del abrojal,
y al criollo viscacheral
en harnero ha convertido.
La hacienda, claro, se ha ido
huyendo de esos rigores,
ya los pájaros cantores
no se arriman a los talas
y aura salen luces malas
donde antes nacieran flores.

Lo que era campo florido
y trebolar perfumao,
lo que era lindo recao
del paisano presumido,
el rancho que era mi nido
donde viví mis amores,
todo ha cáido a los rigores
del tiempo que, ¡tajo a tajo!
me va arriando cuesta abajo
para amargar mis dolores.

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