Son tus ojos dos puñales
que llegan al corazón;
son fuegos de una pasión
que curan tuitos los males.
Son cimientos, son puntales,
de mi rancho carcomido;
son la bravura, el sentido,
taloneando mi existencia,
son la dulzura y clemencia
que hay en mi amor dolorido.
Son luces, con más primores,
que parecen dos estrellas
y hacen la vida más bella,
porque reparten fulgores.
Y de los tiernos amores,
son esperanza y consuelo,
son luceritos del cielo,
que alumbran de mañanita;
son la ternura infinita
de un alma llena de anhelos.
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