Siempre canté por milonga
cuando me tocó cantar,
y si le canto al jinete
le canto a Tucuta Schang.
No crean que son pavadas
y paren muy bien la oreja,
que no son chismes de vieja
Si hay que hablar de jineteadas.
Hoy con las cuerdas templadas
de los años que se van,
como las pruebas están,
en el ambiente campero,
suelo quitarme el sombrero
pa’ hablar de Tucuta Schang.
Aquel que tenga memoria
sin que nadie lo discuta
puede hablar bien de Tucuta
y su larga trayectoria.
Si le revuelve la historia
a este hijo de Tandil,
relumbró como un candil
en cualquier fiesta campera,
con los bastos y encimera
se peló muchos de a mil.
Fue en la domas luz de aurora
entre aplausos y corcovos,
visitante en la de Lobos
y local en la Pastora.
Siempre que llegó la hora
que tuvo que jinetear,
jugó su honor al montar
esto lo trae de muchacho,
y hasta tuvo potros pa’l tacho,
que los hizo corcovear.
Y aunque hubo ente sus hazañas
quien lo hizo besar el suelo,
como el zorro perdió el pelo
pero no perdió las mañas.
El que siguió sus campañas
como ejemplo lo tendrá
cualquiera recordará
que anduvo malos baguales,
habrá jinetes iguales
pero mejores no habrá.
Como criollo de una pieza
cuando revolió el rebenque
siempre salió del palenque
hachando hasta la cabeza.
El que aplaudió su destreza,
el que gritó con afán
las razones me darán
que en cualesquier jineteada
contento pago la entrada
por verlo a Tucuta Schang.
paisano, repito lo ya dicho, este espacio es invaluable para el cuidado y respeto de nuestra cultura criolla. como bonaerense me siento contento al revalidar la esencia de nuestra pampa, que es bien distinta a la del norte, el cuyo o cualquier otro lado.. y que a veces muchos se olvidan de respetarla, de devolverle el amor que la tierra y la naturaleza nos brinda.
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