viernes, 18 de enero de 2013

Mis ponchos


(Foto del libro: "Ponchos de las tierras del plata" de Ruth Corcuera)


Tengo cuatro o cinco ponchos
muy sencillos, muy camperos,
no duermen en un ropero
porque en la huella me emponcho.
Jamás dejé que rechonchos
descansen en una silla,
me recuesto en la gramilla
hasta en los inviernos fríos,
por eso los ponchos míos
preguntan por las polillas.
..........................................................
Como dormí en el recao
en un tiempo muy seguido
amancé ponchos y hoy cuido
de que estén siempre a mi lado.
Las veces que me han faltado,
nunca en los inviernos crudos,
sí en veranos peliagudos
y ande apreta el calor,
si ando sin poncho, Señor,
me siento casi desnudo.

Un "bayito" veterano
que anida sobre mis hombros,
es poncho que si lo nombro
se me viene hasta las manos.
Tejido de poco grano,
ni muy grueso ni muy flaco
es grupa cuando a un beyaco
que muestre garra le exijo
y asegún Huenchúl me dijo
es de lana de guanaco.

Yo lo compré nuevecito
hace más de treinta años,
apenas si me ha hecho daño
la vida en ese tiempito.
Contigo "bayo" bendito
he pasao cosas que cayo,
y cuando muento a caballo
para correr la sortija,
suelo abrigar mi verija
con mi viejo poncho "bayo".

Tengo un "pampa" colorao
que lo tengo y no lo tengo,
pero es mío, les prevengo
que el "pampa" nació a mi lado.
De cacique bien plantao
y de cacique araucano,
tejido por sabias manos
que rezan en camaruscos
yo lo traje de Temuco
y se lo quedó un hermano.

Blanco y negro hay otro "pampa"
y éste, este sí que yo lo tengo
con el "pampa" me sostengo
frente a la ley o a la trampa.
Donde yo acampo, él acampa
que de andar es partidario,
y a más del trabajo diario
donde conoce el sudor,
si salgo de payador
me acompaña al escenario.

Un "zaino" nacido en cuyo
que mi señora me trajo,
y al ser poncho de trabajo
el tenerlo es un orgullo.
Si él es mío o yo soy suyo,
la vida a mí me interroga,
le doy lazo, le doy soga
a las penas que me afligen
y me conversa su origen
de Peñalosa y Quiroga.

El "morito" de Margó
Loyola es el que me falta;
yo payaba con Peralta
y Loyola se lo dió.
-"Eduardo, obséquieseló
ya que hasta Chile se vino",
 ¡lindo gesto repentino!
que agradecer siempre sé:
un poncho de Chiloé
que abriga a un gaucho argentino.

Mis ponchos serán herencia
pa quienes viven conmigo,
y ojalá al darles abrigo
les den calor de querencia;
se nota menos la ausencia
que siempre suele ser cruel,
cuando hay un recuerdo fiel
con que entiviarse las manos,
así el "bayo" veterano
es para mi hijo Manuel.

El "pampa" del payador
es pa Luisito nomás,
y el "zainito" pa Tomás
por ser poncho superior.
Que el otro sea, Señor,
pa el más chiquitín: Mariano.
Ojalá que crazcan sanos
y en el momento oportuno
sin quedar atrás ninguno,
se defiendan como hermanos.

Que sea para Carolina
el "morito" de Loyola,
hermosa gringa española
que yo encontré en la Argentina.
Si mi vida se termina,
cosa que a todos sucede,
me entierren sin poncho adrede
ligerito de equipaje
que llevaré en ese viaje,
de poncho, el amor de ustedes.
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PD:

Tengo otro poncho, en trajín
de un tablado a otro tablado,
guarda pampa un “colorado”
obsequio de Marta Suint.
Me siento un espadachín
de las timas al embrujo
de su abrigo, flor de lujo,
regalo de esta colega
del arte de Santos Vega
a quien obsequié un dibujo


(Dibujo: Diaz Mathé)



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