si el “pampero” se desboca
yo vi dentrar como loca
la manada en los corrales,
travesura ‘e dos mensuales,
rienda suelta de dos ansias,
que aprovechan la distancia
de un día de cerrazón
pa’ hacer andar el garrón
ya que no ven de la “Estancia”.
Atao en unas varillas
de la costa ‘el alambrao
hay dos pingos ensillaos
barajando las presillas,
los perros por una orilla
no dentran al entrevero,
hay un pingo coscojero
que los tiene sorprendido,
dos veces se han confundido
con el grito de los teros.
Mientras estiran los lazos
en tres tirones, los pillos,
le van cantando los grillos
de la espuela a cada paso,
el rebenque por si acaso
colgao en la fariñera
y al dir a’brir la tranquera
las yeguas en un istante
se llevaban por delante
con gana’e salir pa’fuera.
Son dos criollos al acecho
y una yegua que se escapa
entre el chiflar de las yapa
de un revés y de un derecho,
son dos lazos que hasta el pecho
se vuelcan como una ola,
la yegua se hace una bola
al sentirlo en las rodillas
y hace un surco en las gramillas
con el marlo de la cola.
Y en medio ‘e la polvadera
al grito de “abran cancha”
el más muchachón engancha
prendido de las clineras,
ni rodaja, ni sotera
sabemos que le mezquina,
son cosas de esta Argentina
que’n mis pagos fue creciendo,
y áhi nomás salió corriendo
con un puñado de clinas.
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