(Fotos: Pilar Herrero Lizaso)
1
Como busca la bebida
la hacienda que anda con sed,
así te busca mi alma,
Señor, y te quiere ver.
2
Las lágrimas son mi pan
cuando escucho acobardado
lo que la gente me dice:
"¿Tu Dios no te habrá olvidado?".
3
Se agolpan en mi memoria
los recuerdos de otros tiempos
cuando rumbiaba a tu casa
entre el gauchaje contento.
Vamos alma, no te hundás
¿por qué perdés la confianza?
Algún día nuestro Dios
cumplirá nuestra esperanza.
4
Me acongojo al evocarte
mientras añoro tus cerros,
y un recuerdo llama al otro
como en la noche los perros.
5
De día me has de escuchar
y he de alabarte de noche.
¿Por qué he de andar amargado
vagando como un fantoche?
6
Me quema en los caracuces
la burla de los malvados,
todo el día me preguntan:
"¿Tu Dios, no se habrá olvidado?".
Vamos alma, no te hundás
¿por qué perdés la confianza?
Algún día nuestro Dios
cumplirá nuestra esperanza.
7
Librame de los traidores,
no me tratés con reproche:
¿por qué he de andar amargado
vagando como un fantoche?
8
Que tu luz y tu verdá
alumbren nuestro camino
y conduzcan nuestras huellas
hasta el abrazo divino.
9
Que yo me acerque a tu altar,
al Dios de mis alegrías,
y mi guitarra acompañe
la canción agradecida.
Vamos alma, no te hundás
¿por qué perdés la confianza?
Algún día nuestro Dios
cumplirá nuestra esperanza.
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