Mientras arden las llamas
de los tizones…
van cayendo los gauchos
a los fogones.
Atizando el fuegüito
está un paisano,
paque pase el
amargo
de mano en mano.
El humito que sale
de la caldera,
culebreando se pierde
por la ladera.
El asado jugoso
está chillando
y al calor de la lumbre
se va tostando.
Ha formado una rueda
el mujerío
y sonoro se escucha
su vocerío.
Episodios de antaño
cuentan las viejas,
con sus chistes, refranes,
y moralejas.
Amoríos y celos
narran las pollas,
con la gracia nativa
de nuestras criollas.
Amoríos que tienen
nocturnas citas,
perfumadas de trébol
y margaritas.
De carreras y yerras
hablan los mozos,
de los duelos sangrientos
maravillosos.
E interrumpen la charla
de las doncellas
con piropos que lanzan
como centellas.
Con piropos que cruzan
entre las mozas
como cruzan las auras
entre las rosas.
Las guitarras se quejan
con los rasgueos
que armoniosos arrancan
los bordoneos.
Se oyen cielos y tristes
murmuradores,
donde ponen el alma
los payadores.
Y palpitan de goce
los corazones,
con las luz que chispea
de los fogones.
(1908)
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