Cuando la noche desde el oriente
como una sombra se entra'arrimar
y las estrellas resplandecientes
como candiles se ven brillar.
Callan calandrias, callan palomas,
callan los montes y el salitral,
mientra'en el aira vaga el aroma
de la florcita del chañaral.
Y en el silencio de aquellos campos
mientras dormita cada rincón
puede el paisano desde su lampo
oir los pasos del corazón.
De vez en cuando gritan los zorros
y algunos tero'en el cañadón,
como señales entre matorros
vientito arriba, trotea el león.
Y cuando empieza medio "el plomito"
con su silbido madrugador,
al poco rato nomás clarito
se vendrá el día como una flor.
Entonces se oye perros y tachos
y el canturreo se hace infernal
silban chingolos, balan los guachos
pidiendo leche desde el corral.
Braman ñanduces, braman los toros,
se oye el relincho de algún bagual,
y mientras sube el solcito de oro
lejos del rancho ya va el mensual.
Vieran las flores celeste y blanca,
vieran la brisa qué hermosa es
porque en los llanos y en las barrancas
la vida misma se haya de pie.
Por eso hermano de la Argentina,
hombre y mujeres de mi región,
luchemos todos con fe divina
para salvarnos de la agresión.
Los vende patria tendrán que irse
y los verdugos, también señor;
porque los pueblos tendrán que unirse
para salvarse, plenos de honor.
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