domingo, 7 de octubre de 2012

La cina cina

(Pintura: Vasco Machado)

Allá detrás de una loma,
frente de una cina cina,
se ve una preciosa china
que de su rancho se asoma.
¡Si usted viera esa paloma
paisano, queda encantao...!
Yo casi loco he quedao...
por ella no se qué hacer
porque no vi otra mujer
más linda que esa, cuñao.

El otro día tempranito
a mi tostao ensillé
y a su rancho me largué
al galope y derechito.
Por contemplarla un ratito
me acerqué a la cina cina
y en cuanto me vio la china
al verme con alegría
me dijo: ¡"Muy buenos días!"
y se metió a la cocina.

Ahi mismo le contesté:
-"¡A la de Dios, buena moza!",
y así sin querer la cosa
a su lado me acerqué.
Sin tardar me desmonté
y ella me dio un cimarrón,
y en una conversación,
hablándome franca y clara
me pidió que le cantara...
y le canté esta canción:

 -"Vos sos la bella pradera
de mil perfumadas flores,
y sos los lindos albores
de la hermosa primavera.
Sos, chinita, la cumbrera
de este criollo corazón,
sos la flor de mi ilusión
y sos la luz de mi vida,
en fin sos, china querida,
de éste gaucho la pasión!".

Me escuchó con mucho empeño,
¿la verdad?, se entusiasmaba,
pero después me aclaraba
que era prenda con dueño...
Me pareció como un sueño
aquella contestación.
Destemplé mi diapasón
maldiciendo a mis amores
siendo abrojo aquellas flores
que yo sembré en mi ilusión.

Y montao en mi tostao
ese rancho abandoné,
campo afuera me largué
por lo que me había pasao,
eché el dolor a un costao
por el triste amor incierto.
Mi mundo estaba cubierto
de angustias y de condenas,
y juré quemar las penas
matreriando en el desierto.


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