(Pintura: Vasco Machado)
Criao... a lo que te criaste
así era el chinito Almada...
morochito, pelo chuzo...
que no conoció otra casa
que el corralón forrajero
al fondo'e la calle ancha;
porque dende que nació
allí tuvo la nidada
por esas cosas'e la vida
o de no, tal vez por lástima.
La madre murió al nacer
y lo agarró una entrerriana
que estaba de cocinera
pa'l servicio'e la peonada
en esa forrajería
que mesmo justo en la entrada
tenía un cartel que decía:
"¡Se vende leña barata!"
y que era del hijo de un vasco
que había fundido una estancia.
Pero vuelvo pa'el asunto
que empecé a decir de entrada
recordando aquél gurí
que aunque Liandro... se llamaba
dende el día que llegó
fue el CHINITO y dale gracias...
el que era apiadado de todos
que comía lo que sobraba
y el que fue usando las pilchas
que otros gurises dejaban...
Y como andaba de gusto
al tiempo que se criaba
se entretenía en mandados
del capataz, la entrerriana,
o ayudando a aquella gente
en las cargas y descargas...
Más de una vez lo sacaron
de entre caballos y patas.
Y como justo un colegio
había a las cuatro cuadras,
siguiendo otros muchachitos,
él también fue a la estudiada
y aunque también los cuadernos
algún rato le ocupaban
lo mismo tenía momentos
pa'ayudar si hacía falta
apilando los quebrachos,
juntando el carbón a pala,
quebrando granos de maices
sino, barriendo la playa.
Al cumplir los once años
el colegio terminaba
y en la libreta se leía
con letras bien destacadas
que había sido el mejor
de todos los que estudiaban.
Después se fue pa'otro pago
donde una tía se hallaba
y ya no supimos más
del chinito Liandro Almada.
El primer tiempo, por alli
alguno lo recordaba
y después se fue borrando
su nombre, su presencia y traza,
por culpa de que los días
se van haciendo semanas...
Y después pasan los años
como si fueran bandadas.
Hasta que hoy... una noticia
paró el golpe de las hachas
y aquella forrajería
entró en una sola hablada.
Salió un retrato en el diario
al que fueron las miradas
reconociendo al gurí aquél
que aunque se les despintaba
por sus ojos achinaos,
que a él lo delataba,
pa'más, en letras grandotas
decía: "Leandro Almada
un científico argentino
que jerarquiza la patria...
Según se pudo leer
lo que el diario declaraba
se había hecho doctor
y el hombre se dedicaba
a inventar unas vacunas
que a las mujeres le daban
pa'el momento de ser madres
y que no les pase nada.
Y echando mano a la pera
mientras tranquilo escuchaba,
el capataz que ahura tiene
toda la cabeza blanca...
subiendo la voz, decía:
-"Muchacho de linda laya
de haberte echo hombre antes
no se te muere la mama..."
Y tal vez sin darse cuenta
que lloraba la entrerriana...
siguió diciendo aquél hombre
entre palabras cortadas:
-"Criao... a la que te criaste
el chinito...Liandro Almada!"
Alguien sabe si esta historia es verdad? Estuve buscando en Internet y no encontré nada. Sería muy interesante saber si es una historia real.
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