(Pintura: Diaz Mathe)
Se ha largao un chaparrón
que obliga a estar encerrao.
Menos mal, no me he mojao,
me guarecí en el galpón.
El agua es un aluvión,
ahijuna!, lluvia machaza.
Esperando a ver si pasa,
si llego hasta la cocina,
desde un nido de gallina
me observa una bataraza.
Hay restos de algún arao
y otros tantos fierreríos.
Por cierto, que no son míos,
el tiempo, los ha juntao,
y desde el techo, colgao,
se está pudriendo un apero.
No lo salva ni el soguero
de morir en su agonía…
y una gota que caía
se hizo lágrima en el cuero.
Las cosas de mi galpón
que nunca les di importancia.
Recuerdo de alguna estancia
que hoy duermen en un rincón.
Orgullo de mi patrón
fue aquella vieja volanta
que ya vencida se planta
y yo estoy imaginando:
las cuatro ruedas llorando
con un nudo en la garganta.
Que lindos tiempos pasao’,
recuerdos que por tenerlos
reviven de solo verlos,
no han de quedar olvidao’.
Se quedan como pintao’
y por áhi, si se presenta,
aprovechan la tormenta
pa’ galopiar sin recao.
Es que a veces de apurao
los miro, sin darme cuenta.
El aguacero se fue,
las nubes no mojan más,
y yo mañana quizás,
por un ratito vendré.
Trayendo el tiempo, andaré
de alguna memoria nueva.
Y a veces, haré la prueba,
pa’ robar un tiempo ido.
Voy a volver más, seguido,
sin esperar a que llueva…
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