lunes, 4 de junio de 2012

Brava la paisana

(Pintura: Molina Campos)


Me fí pa ver a Loreta
por encargo de Velarde,
y de alunada esa tarde
ya se pisaba la jeta.
Andaba de mala veta,
ni el paine se había pasao;
con cada ojo colorao
como tajada e'sandía,
y pu arriba se le vía
qu'el horno estaba caldiao.

Poco me gusta dentrar
en cuestión con las mujeres,
ellas son pa sus quihaceres
y el hombre pa trabajar.
Yo la quise conversar
con palabras de güen criollo,
y anque sabe que no arrollo
y corajiando la indina,
me cargó como gallina
cuando le agarran un pollo.

Y ya pegué la sentada
pa no tener que aporrearla,
porque ¡a qué diantre ib'hablarla
viéndola así encachilada!
Chispiando la condenada
lo mesmo que un jogonazo,
y como no le hacía caso,
de purita indinación,
gritaba como un lechón
cuando le cierran el lazo.

Yo sé que cuando m'enojo
como cualesquier soy malo,
y podía, de darle un palo,
quedar rivoliando el ojo.
No s'iba a morir de antojo
si es lo que andaba buscando,
y la intención sofrenando
antes que me tentara,
me volví en mi Malacara
muchas, mil cosas pensando.

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