(Foto: Celine Frers)
Quién dijo que se acabó
el paisano en nuestra tierra,
si se luce en una yerra
como siempre se lució;
es el mismo que enlazó
con rollos campo afuera
de las aspas una ternera,
limpio y sin pelo de oreja.
Al ñudo es que se quejan
si existe gente campera.
Hoy hasta un recién nacido:
el nieto, el abuelo
baila gato, zamba, cielo
y zapatea un escondido;
la bota de potro ha surgido
como todos podrán ver,
se usa como placer
con chiripá de merino,
viste y calza un argentino
lo mismo, igual que ayer.
Tenemos en nuestro suelo
pialadores y jinetes
y quién nos doma un flete
como para juir en pelo,
y para mayor consuelo,
con respeto a la mujer,
cumple con su deber
de madre, hermana y esposa;
es tan fiel y cariñosa
lo mismo o igual que ayer.
El calzoncillo cribao,
la pollera, el delantal,
es prenda tradicional
del presente y del pasao;
se usa y se ha usao,
jamás se podrá perder,
y aunque no lo quieran creer
yo les aseguro y es cierto,
el gaucho existe, no ha muerto;
hay gauchos igual que ayer.
Lloran la tradición
y de bota'e potro se visten,
y gritan que ya no existe,
el gato ni el pericón.
Yo le digo a ese llorón
que mire, si quiere ver
en el hombre, en la mujer,
en el niño y el anciano,
es uno el mismo paisano;
lo mismo, igual que ayer.
(Foto: Pablo Ramirez)
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