lunes, 23 de abril de 2012

Moza


Moza de dulce mirada
y de trenza renegrida
que muestra como una herida
su boquita colorada,
que lleva como cuajada
una lágrima en sus ojos,
la de los suaves sonrojos
cuando le dicen de amores:
la que se adorna con flores
para saciar sus antojos.

Morochita quinceañera
que en un querer se consume
y va exhalando el perfume
de un ocaso en primavera;
lucesita tempranera
que va alumbrando mi "güeya";
la que le robó a una estreya
sus resplandores divinos
y la que ensaya en sus trinos
en una triste querella.

La que en su vaivén inquieta
un deseo contenido;
la que ondula en su vestido
suaves giros de veleta;
la que se baña en la quieta
placidez de la mañana,
la que en sus labios de grana
pinta una sonrisa grata:
la que de una serenata
hizo reja en su ventana.

La que en mimos seductores
le quitó ritmo al jilguero
y a la sombra de un alero
se los dió a los payadores,
la que aguarda con temores
la palabra prometida,
la que en una despedida,
embriagada de embeleso,
puso en sus labios un beso
y en ese beso... la vida.

Para realizar tu belleza
tiene arrullos la paloma
verdores luce la loma
y las flores su pureza;
el cantar tiene tristeza
y la pasión un anhelo;
para una pena, un consuelo,
y para mirarte en ella
tiene brillantez la estrella
en el oscuro del cielo.

Y por tu canto hechicero
que va sembrando pasiones,
se afilaron los facones
prontos para el entrevero.
Tuvo ausencias el resero
de tu figura exquisita;
hubo rumores de cita
en la noche silenciosa
y hasta fue más armoniosa
la voz de la vidalita.

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