viernes, 9 de marzo de 2012

Gayo Pimeo


Me parece que te veo
en la punta del “limón”
de aqueya chata cajón
durmiendo, gayo pimeo.
Tras el ruidoso aleteo
al costao de tantas güeyas,
en las épocas aqueyas
que al errante conductor
le hacías de despertador
con una esfera de estreyas.

O en la cruceta de fierro
te’scuché pedir socorro
por la presencia de un zorro
como avisándole al perro;
conocedor del cencerro
amigo de la madrina,
conquistador de gayinas
si en una chacra bajabas,
y tempranito cantabas
anunciando las ñeblinas.

También te ví en la casiya
de la vieja triyadora
cuando marcabas la hora
en el tiempo de la triya
del trigo suelto o gaviya.
Y sin cuidar el peyejo
ante tu propio reflejo
-cuidando tus compañeras-
ande un rival lo creyeras
hacías trizas un espejo.

No ha podido el relojero
darte adelanto o demora,
siempre justito en la hora
yamándolo al carretero.
Como en tu tiempo primero
con tu canto y aleteo,
hoy, nuevamente te veo
como al iniciar tu meta,
al buche de una carreta
en un desfile o museo.

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