miércoles, 29 de febrero de 2012

Un amigo acidentao


Ayer embozalé’l ruano
mientra’silbaba bajito,
ensiyé y salí al tranquito
pa’ visitar a un paisano.
Güen amigo campechano
y por oficio, soguero,
no lo vía dende’nero,
un lazo le había encargao;
pa’ ver si lo ha terminao
me jui a lo del aparcero.

Cuando a su rancho yegué
desmonté junto al corral
en donde había un bagual
de pelaje pangaré.
Medio un poco me’strañé
no verlo bajo el alero
maceteando algún cuero
como yo lo sabía ver,
cuando salió su mujer
espantando al ovejero.

Dispués de haber saludao
y de invitarme a pasar
me dijo: “-Él ya va’estar
(se’ncontraba ricostao),
¿no sabe lo que ha pasao?”
prieguntó media’sombrada,
contesté no saber nada
cuando un mate recibía
y mi amigo aparecía
con media cara vendada.

-Pero amigo: ¿qué ha pasao?
enseguida priegunté
-Ese potro pangaré
en el ojo me ha pateao.
-¡¿Y... cómo se ha descuidao?!
-La verdá que no sé nada,
me dismayó la patada,
sólo sé que tuve suerte
porque’sta güelta la muerte
me tiró una’tropeyada.

Ató el sulki mi mujer
y me yevó pa’l poblao,
yo diba disesperao
porque no podía ver.
Y cuando eya jue a’tender
al crío, hacerlo mamar,
áhi cuenta se vino a dar
del susto que se pegó
la leche se retiró
ya no pudo amantar.

Al potriyo iba’mansar
por encargo de un pueblero,
sabe que a más de soguero
tamién me gusta domar.
Y me vengo a’cidentar...!
Su lazo a medio torcer
está, y cuando pueda ver
pa’ trabajar, lo termino.
Disculpe si al cuete vino
¡no se lo he podido hacer!

Aunqu’él quería rechazar
el trabajo le pagué
adelantao, porque sé
lo que’s en la mala’ndar.
Más no lo pude ayudar
porque tampoco acetó,
no quise ofenderlo yo
insistiendo dimasiao.
¡Y así me marché apenao
por esto que le pasó!

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