sábado, 18 de febrero de 2012

La última frontera

(Pintura: Molina Campos)

Cuando reciba esa luz
que espero -y que nunca llega-
por el norte o por el sur,
por el río, o por las sierras,
pasaré una noche clara
por la última frontera.

Ya bien entrada la noche,
me alejaré por el Delta.
Los líquidos callejones
-zumo de luna y de niebla-
verán pasar mi canoa
como surcando luciérnagas...

O bien... me hundiré en la sombra
donde se empinan las sierras,
y cuando venga la aurora
me iré borrando con ella
por las Sierras de la Aurora
con una mula carguera...

Será una noche de estío;
fiesta... o vísperas de fiesta.
-Mucho mejor que un regalo
suele ser una promesa-.

No puedo saber el rumbo
si quiero saber la fecha,
pero entiendo que mi noche
tendrá que ser chacarera,
y en la tierra alucinada
parecerá su cosecha
madura parva de luna
bajo un granero de estrellas.

Por los pueblos y las lomas
habrá ventanas en fiesta
donde la luz, sin postigos,
saldrá a regar las macetas...

Y habrá el malvón encendido
y el jazmín de enredaderas
y un perfume forastero
rondando por las maciegas...

Quizás el viento matrero
traiga guitarras en pena...
-Palomas que guarda el viento
para entregar cartas viejas-.

Los novios irán buscando
las penumbras de las huertas...
Quemarán besos los labios
encendidos con promesas...

Para algunos... será noche
de azahares y de azucenas.
Para mí, será la noche
de la última frontera...

Cuando reciba esa luz
quie espero -y que nunca llega-
estribará en una copa
de plata, mi bota negra...

Dejaré un rumbo de luz
donde pasen mis espuelas...
- La buena gente del campo
dirá que "pasó una estrella"-

Cuando reciba esa luz
que espero -y que nunca llega-
posaré mi pie desnudo
sobre una canoa islera...

Dejaré un rumbo de luna
quebrada en el agua quieta...

-La buena gente del río
dirá que "pasó una estrella"...-

Pero del campo, o del río,
será error de gente buena:

... Yo sólo soy una angustia
vertical sobre la tierra.

Siempre anduve con el sol
a la espalda, de manera
que voy llevando mi sombra
por delante... como muerta.

Cuando reciba esa luz
que espero -y que nunca llega-
se pondrá de pie mi sombra
para continuar mi huella.

Y en canoa o de a caballo,
por el río, o por las sierras,
la gente al verme pasar
podrá decir verdadera:

"Ahí va una sombra no más...
Sólo una sombra que lleva
un contrabando de luz
por la última frontera!".

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