Porque un dí'atropellaron
tu primario señorío
y más luego te entregaron
al diabólico albedrío
de una extraña voluntad...
¡...Indio!
Tata mío, ñaño mío,
fuego mío, grito mío...!
Hoy t'evoco en la distancia
dolorido y silencioso,
confundiéndome en el ansia
de tu noche sin resposo,
de tu afán de claridad...
¡...Indio... Indioooo!
Por más que te sientan ido
quienes nunca te sintieron
y te llamen forajido
quienes nunca te quisieron...
Tata indio, sois el fuego
que 'nestas tierras calientes
pone gritos en el pecho
y bronce añejo en las frentes.
Tu sed y tu voz armaron
las redentoras patriadas
del tatay Tupac Amaru,
de San Martín...
de Güemes y de Miranda.
Y es tu luz la que abre sendas
a las auroras nativas
que, domando sus tinieblas
amanecen renacidas...!
...Tata indio...!
Hoy te veo sobre el Ande
-entre vientos y distancias-
alumbrando sueños y ansias
de l'América anhelante...
Nada escapa a tus miradas
ni a tu afán ni a tus dolores;
nada escapa a los rigores
de tus furias indomadas.
Como hijo de la tierra
sois terrón que sueña y anda...
y renuevas tu existencia
como el sol y como el agua.
Que te vendan y te azoten
desalmados lenguaraces...
y qu'en minas y qu'en bosques
y en ingenios te desangren...
Que te boten de tu tierra
que te crean ya vencido
y te ignoren en tu siesta
de volcán adormecido.
Poco importa, ñaño mío...
si en l'entraña de los sueños
y las gestas d'indoamérica
sois impulso primigenio,
sois su senda y su destino
y la savia con que alienta...!
Y, algún día, cuando llegue
nuestro día tan ansiado:
que tu alma se despierte
y mi queja se haga canto...
Cuando espantes a tu noche
con la tea de tu grito
y tu río se desborde
y su sol luzca nuevito...
¡Ese día...
Tata mío, ñaño mío,
fuego mío, grito mío...!
Ha de oírse tu alarido
y el tropel de tu guapeza
como río embravecido,
como cóndor que despierta;
como trueno y refusilo
como selva que se incendia.
¡Y tus voces y mis gritos
han de ser un solo grito
que a los bárbaros conmueva!
¡¡Basta...!!
Que nos oigan y nos sientan,
nos respeten y nos teman,
Que comprendan que no hay tiempo
voluntades ni tormentas
suficientes, contra el fuego
de la entraña de la tierra.
Sólo entonces, tata indio...
cuando te oigan y te sientan
cual un trágico bramido
de volcanes que despiertan,
¡sólo entonces, tata indio,
serás alguien en tu tierra!
¡Qué lindo! Me alegra que desde la poesía y el blg gauchescos se reivindique al "indio". Me parece, además, muy acertada la etiqueta.
ResponderEliminarAbrazo.
Hola.de quién es esto tan bello? Lo leí una vez en un libro. Y hoy recordé el nombre y sólo encontré este blog con él. Pero no sé de quién es tan bella creación.
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