lunes, 7 de noviembre de 2011

El viejo carretero

(Fotos: Carlos Alberto Lopez)

Compañero, ¡cómo pesa
la carreta de la vida!
Los bueyes de la esperanza
no se quieren afirmar,
no hacen caso a la picana
de la ilusión ya perdida
y saben que al carretero
le queda poco que andar.

Sobre el pértigo vencido
por el peso de los años,
ya no canta el carretero
sus lindas coplas de amor,
y en los surcos de su cara,
dibujos del desengaño,
la barba blanca le oculta
las huellas de su dolor.

Silba el viento los recuerdos
sobre la tolda reseca
y en el hueco de su pecho
se oye el eco resonar,
gime su alma dolorida
y su boca, en una mueca,
amagando una sonrisa
disimula su pesar.

¡Cuántas veces me comparo
con el viejo carretero!
¡Cuántas noches he pasado
cavilando, sin dormir!
Cuántas veces he escuchado
al destino traicionero
que de niño me decía:
¡Tu destino es el sufrir!

Como el viejo carretero
yo también tengo mi historia.
Siendo joven de ilusiones,
una carreta formé.
Los amargos desengaños
me turbaron la memoria
y en la taba de la vida
la carreta me jugué.

(Isla de Puán, 1988)

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