(Pintura: Eleodoro Marenco)
Al flete de mi cerebro
lo embozalé con lecturas,
y en el palenque del mundo
lo palenquié con dolor;
y entre corcobos tremendos
y a juerza de mucho tino,
lo juí amanzando al ladino
a lonjas con el rigor.
Ya redomón y con bríos
mordía el freno con ganas,
y si una injusticia hallaba
en su camino de luz,
se desbocaba y quería
con su inendio de lirismo,
barrer al negro cinismo
con el verbo, de Jesús.
Dispués de caminar tanto
sereno, mansito y puro,
en el potrero del mundo
siguió la correlación,
y entre potros y potrazos
de los más ditintos pelos,
jué marchando sin recelos
al filosófico son.
Aura, domao y ya viejo,
relincha y busca otro campo,
avizorando ese lampo
que se llama refexión,
y pastoreando ricuerdos
construye, sin alabanzas,
un manojo de esperanzas
con toda cerebración.
Yo juí domador paisanos
del pingo, de mi cerebro,
pingo con temple de acero
en toda su conjunción,
que lleva "pas" en el alma,
amor en el sentimiento,
antorcha en el pensamiento
como los rayos del sol!!
Si cada paisano juera
domador de su intelecto,
tendríamos más rispeto
en nuetra tierra natal.
Los pueblos se entenderían
sin guerras, y sin maldades,
con las mesmas dignidades
en una causa social!!!
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