sábado, 17 de septiembre de 2011

Mi última voluntad


Mi última voluntad
quiero la tengas en cuenta
cuando mi gaucha osamenta
esté descansando en paz.
Si de nuevo te casás
cuando yo estire la pata,
te pido, querida Ñata,
y te ruego de antemano
más vale un pobre paisano
que un gringo con mucha plata.

Imaginate, mi china,
un gringo, ¡mi Dios bendito!
De botas de potro y pito
cabrestiando mi madrina,
luciendo mi manta fina
como herencia de finao,
mi rastra y mi chapiao,
blusa, chambergo y facón.
Queda muy fea una nacion
de paisano disfrazao.

Y si corre mi manchao
que no lo echen p'atrás,
ni un metro menos, ni más,
que los trescientos cerrao.
Con el zaino colorao
mientras más tiro, mejor;
no conoce vencedor
ni cuando era potrillo,
siempre fué pa mi bolsillo
como cheque al portador.

Que mis cachorros, quisiera,
sean tan honraos como el tata,
sin ambición por la plata
y educaos donde quiera;
su divisa: la bandera
como único partido,
y si algún atrevido
la quisiera atropellar
deben de hacerse matar
en honor a su apellido.

Otra cosa que no quiero,
y tenela muy en cuenta,
que un gringo corte polenta
con mi facón caronero,
antes de eso, prefiero,
lo rompás por la mitad
y en dos pedazos, quizá,
me sirva como una cruz
y sea un rayito de luz
en mi triste soledad.

Esa es mi voluntad,
por nuestro amor soberano;
quiero que sea un paisano
que luzca mi chiripá,
quiero descansar en paz
sin que me prendas las velas,
que nadie vea las espuelas
que lucí tantos domingos,
en las patas de algún gringo
bailando una tarantela.


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