Circundado por nada, es irredento
silencio que golpea en la llanura
y tiene aspas sin orden la espesura
de su fronda silbada por el viento.
Quiere ser soledad y alejamiento
y mostrar a distancia la figura,
como nube caída y ya madura
que transforma en verdor su movimiento.
En piedra vegetal, la corpulencia
es la hierba que al árbol le ha ganado
y se queda en sí misma vencedora.
¡Allá está!: ausentado sin ausencia,
testigo de un desierto que ha pasado
y más pampa al andar de cada hora
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