martes, 16 de agosto de 2011

Los tigres

(Foto: Emiliano Salvador)

-Déjalo al tigre en pas: no seas porfiao,
¿y pa'qué vas a dir?
si aquí los perros 'tan acobardaos
y no tenés si quiera un mal jusil.

-Ricuerde que una ves, 'elante'e tuitos,
usté me dijo ansina:
"Hais'e ser agayudo, ¡gaucho susio!
"pa'levantar los ojos hasta m'hija";
"y si áura mesmo no te dejo el cuero"
"suave como pa'tientos",
"es, sabé, desmadrao!, porque no quiero"
"que denguno haga el cuento"
"que l'he sobao la lonja a mi talero"
"en un maula, ¡canejo!"

Sí; viá dir pa'la selva; 'toy risuelto;
pero... ¡guay! del "overo" si se atraca...
que si él con cuatro patas es ¡muy tigre!
yo también soy ¡muy tigre con dos patas!;
y ay le dejo mi daga;
ni la quiero llevar, ni me hace falta...
que la cosa ha'e ser de bravo a bravo,
de diente a diente... y de sarpa a sarpa...
porque, patrón, ni alos yaguareteses
soy capás'e peliarlos con ventaja.
...............................
Y partió el mozo; y al morir la tarde,
cuando junto al fogón
congregó el "cimarrón" a la peonada,
se oyó piafar nervioso al malacara
trayendo sobre el anca
al majestuoso cuerpo del vencido
con un mordisco enorme en la garganta,
un sangriento jirón de carne gaucha
y en la garra crispada de impotencia,

-Ay lo tienen, pa'ustedes... y colijo...
que los que se riyeron...
quisá cotejen... queno jué'e miedo...
que me dejé retar... ¡mesmo que un hijo!

Arrojó en un esfuerzo al tigre inerme
y quiso desmontar; pero la luz
del candil mortecino
alumbró dos felinos
abrazados en cruz.


1 comentario:

  1. Este hermoso escrito lo recitábamos con mi hermano Lisandro cuando eramos niños, enseñado por mi padre. Marcó profundamente nuestra historia familiar y personal. Gracias por compartirlo y resucitarlo del olvido.

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