"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
viernes, 1 de julio de 2011
Pa pasar el tiempo
Un domingo de tardesita,
d'esto ya hace un tiempo,
me juí de visita
a lo'el vasco Pedro.
Procuré peinarme
como los puebleros,
y en forma de hachaso
m'hise raya al medio
y gasté en la clina
un caracú entero
con mis botas nuevas
y el mejor pañuelo,
un relós que no anda
por más qu'es nuevo,
sólo por florearme,
me lo puse al pecho.
Porque soy redondo
como nido'e tero
y ni me hase falta
ser dotor y leído:
pa saber las horas
me sirvo del cielo,
qu'es relós que no erra
ni un menuto e medio...
¡Ah!... ya me olvidaba
decir que jediendo
a Pachulí estaba
todito mi cuero.
Pachulí machazo
que compré en dos pesos
a un turco ladino
que dijo ser bueno.
Y a é ser, porque jiede
como a flor de trébol.
Ah, cuanti lo tope
a aquél cajonero,
como veinte frascos
compré por lo menos;
y, cuando é visita
vaya a lo é ño Pedro,
perfumo mi chuso,
perfumo mi apero,
y hasta el panza'e burro,
l'echo un frasco lleno;
perfumo mis patas,
perfumo mis tientos,
l'echo a cuanta guasca
ande por el suelo,
y hasta a las que cuelgan
contrito del techo,
que no ha d'escaparse
ni mi cuzco overo,
que ha crer que lo baño
porqui anda pulguiento.
¡Ah! ¿si por mi juese?
L'echo al mundo entero
pa que jieda lindo
ya que jiede a muerto,
y después de todo...
pa pasar el tiempo...
Pa seguir cotando,
pues me voy del cuento,
me juí de visita
a lo'el vasco Pedro,
que tiene tres hijas
que son un portento.
Son de anca partida
y abundante pecho,
y la clina larga
que les llega al suelo,
porqui ellas no quieren
el tuse del pelo,
porque asigún dicen,
el vasco ño Pedro
si las ve serdiadas
las peina a talero...
Güeno, la más chica,
me da el mate hirviendo;
me quemo la jeta,
me quemo por dentro;
las manos me quedan
que parece juego;
me lloran los ojos,
todito me quemo
y hasta me dan ganas
de salir corriendo;
pero ella me mira
y todo compriendo;
de dise, en el mate:
"Mirá si te quiero,
que pa que lo sepas
te lo sirvo hiviendo".
Yo siento en el alma
todito un consuelo,
y, dispués, ¡qué diablos!
voy pasando el tiempo...
La mayor, sí, si ceba,
me dise riyendo:
"Sírvase, mosito,
que le haga provecho;
no sé si mi verde
lo ha e hallar muy bueno.
Porque... ¿sabe?, moso,
cuasi nunca cebo..."
Y la muy... ladina
me le ha echado adrento
del ombú unas hojas
qu'es purgante fiero.
Y a los tres menutos
yo cuasi reviento.
Me despido al punto.
Hinchao como escuerzo
con dolor de tripas;
y hago un gran esfuerso
por no... ¿me comprenden?
Ca...erme allí mismo,
y, dispués de todo,
pa... pasar el tiempo...
La del medio, pone,
debajo e mi apero,
una piedra; el chuso,
cuanti siente el peso
en su lomo herido,
de tuito mi cuerpo,
s'encoje el trompeta,
no obedece al freno,
y pega un corcovo
machaso. No quiero
decir que me tira,
pero le confieso
que el asunto'el pingo
se me pone feo
delante'e las mosas
que s'están riyendo,
no porque sean malas...
por pasar el tiempo...
Cuento esta judiada
allá en lo'el pulpero
y me disen tuitos
que no güelva al puesto
porque cualquier día,
me dejan por muerto;
pero yo, ¡qué diablos!
Güelvo a lo'e ño Pedro,
porque sí... por nada...
por pasar el tiempo...
Ya va pa cinco años
que pasó tuito esto,
y, como Dios manda,
con tuito rispeto,
vivo acollarao
con l'hija'e ño Pedro,
aquella más chica
la del mate hirviendo.
Me ha dao tres chancletas
lindas como el cielo,
y cuando las miro
preñao de contento
me apronto pa ráirme,
que ha de llegar momento
en que alguno caiga
pa pasar el tiempo.
Llegará un paisano
de Pachulí lleno,
peinao con hachaso
como los puebleros;
se sentará orondo
en la silla'e cuero,
mientras la más chica
le cebe un infierno...
En el ombú grande
a la mayor veo,
con un puñao'e hojas
pa... pasar el tiempo...
La del medio, acaso,
se gane el apero
y palmiando al pingo
me l'encaje un güeso
contrito del lomo,
pa que se hinche feo,
y , acaso el jinete,
puede quedar muerto,
mas todo ha de hacerse
pa... pasar el tiempo
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