"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
sábado, 30 de julio de 2011
Los milagros
Hablar mal de Ufemia en tuito el pago
era entrar en negosios con Mandinga;
porq'eya se vengaba hasiendo un "daño"
qu'era capás di arriar con la familia.
Tenía el rancho ande tuitos acudían
-rancho viejo agachao y medio largo-,
con su sala'e recibo, la cosina,
y la piesa ande hasía los milagros...
No'bía sensia que ya eya juera mucho;
con la ayuda'e Dios y con sus dones,
lo soltaba tranquiando lo más trucho
a cualquier desausiao por los dotores.
¿Acaso no contaba que a Elso Mena,
qu'era manco a l'altura del nudizo,
l'hiso un día creser la mano entera
y hasta tráiba los dedos con aniyos?
¿Y otra vez, cuando dijo don Crisanto
qu'él no cráiba ni en viejas ni en pavadas
no l'echó los espíritus al campo
y le serdiaron tuita la manada?
En demás tenía un hijo; el negro Roque
que heredaba el "poder", sigún desía,
y ronsiaba los ranchos por las noches
pa correr tuito intento'e brujería...
Y aunque algunos lo vieron que a la güelta
tráiba en ancas un bulto medio blanco,
de miedo a las vengansas de la vieja
no quisieron andar averiguando.
Hasta que uno cansao d'echar de menos
güelta a güelta una oveja conosida,
cortó el pasmo al asunto yendo al pueblo
dando cuenta a la mesma polesía.
¡Y cayeron d'espaldas las comadres
cuando oyeron desir al comesario
que'había serda y sien cueros lanares
en el cuarto ande hasía los "milagros".
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