(Pintura: Montefusco)
Palenque, poste plantado
de madera resistente,
que está firme en el presente
como añorando el pasado;
que está como amojonado
de hazañas de domadores,
y a cambio de los rigores
del tironear de baguales,
hoy lo escoltan los cardales
como rindiéndole honores.
Mucho podría contar
de bozales y atadores,
de maneas, maneadores
y de los que vió domar;
de cuando ha visto soltar
esa alegre carcajada,
que escapaba acollarada
a un dicho con picardía,
cuando a cualquiera se veía
charquiar en la jineteada.
Hay en él originales
leyendas como rayones,
escritas a manotones
por vasos de los baguales;
fue testigo de los piales
puerta afuera y con destreza,
cuando entre tanta proeza
en que el tiempo transcurría,
cada gaucho parecía
una expresión de grandeza.
De ñandubay o quebracho
de la estancia colonial
fue poste fundamental
cuando el hombre era bien macho;
cuando el de sombrero gacho
o de vincha en la melena,
calzando la nazarena
sobre el bagual se lucía,
cuando aquí no se admitía
ni mordaza, ni cadena.
El que alcanzó a palenquear
muchos soberbios baguales,
que hasta de altos Generales
fueron caballos de andar;
hoy sólo podrá esperar
por toda compensación,
que quiera un nuevo patrón,
de esos de pelo dorado,
verlo en su estufa, trozado,
dándole calefacción.
(Pintura: Carlos Montefusco)
No hay comentarios:
Publicar un comentario