(Pintura: Molina Campos)
"Si hay carne y cueva, que llueva!"
Un galpón grande y abierto
del lado que da al corral
sirve de hermoso tendal
contra los soles cubierto;
el agarrador despierto
no le merma a la tarea,
agarra, trae y voltea
y las va poniendo en fila,
¡Mientras la comparsa esquila
con ligereza y bromea!
Doblados de la cintura,
entre las piernas la oveja,
va cayendo la madeja
de lana con su blancura;
el esquilador apura
pero cuida su trabajo,
que, aunque trabaja a destajo,
ser lerdo es de mala fama:
¡Y a veces el cuero inflama
la llama ardiente de un tajo!
Un balerío tristón
responde, de la majada,
a la recién esquilada
que va a engrosar el montón;
y al mirarla, un juguetón
dice, por tomar el pelo-:
"Como contaba mi agüelo
que en los tiempos suyos fuera,
era ansina la escalera
con que un zonzo subió al cielo"!
La tormenta amenazante
hace temer al patrón,
que con recelo tristón
mira al cielo a cada instante.
La mortandad, importante
ha de ser en esta prueba.
Que el frío mata y se lleva
a muchas, como un veneno:
y uno grita al oir un trueno
"¡Si hay carne y cueva, que llueva!".
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