(A la memoria de don Joaquín Cepeda)
Dentró como domador
cuando yo no era nacido,
se casó y formó su nido
como "güen" trabajador,
responsable, cumplidor,
mucho anduvo de resero,
después 'tuvo de puestero
y hacen treinta años o más
que quedó de capataz
por güen hombre y muy campero.
Este gran amigo mío
es un paisano de esos
con la cara y el pescuezo
que están cuartiaos por el frío,
de sus consejos me guío,
que de esto naides se asombre
y ya por la edá del hombre,
desde el pión hasta el patrón,
todos lo tratan de don
antes de decir su nombre.
Es baquiano pa´contar
la hacienda lote por lote
y aunque de esto nada anote
difícil se ha de olvidar,
su obligación escolar
nunca la pudo cumplir,
de chico no pudo dir
la escuel quedaba lejos
y ansí jue llegando a viejo
sin saber leer ni escribir.
Él sabe cuales potreros
son los más aguantadores
porque hasta los pormenores
conoce del campo entero.
Da un parecer muy certero
de cuanta hacienda les cabe
sin que el pasto se le acabe
durante el tiempo que estén
porque los conoce bien,
pero además... ¡porque sabe!
Viéndolo aprendí a capar,
primero jueron terneros
y el vacío, si son corderos
me enseñó, no hay que apretar
porque se pueden herniar,
el chancho en cambio es sencillo,
basta tener güen cuchillo,
bien filoso es importante,
solo esperaba el menguante
cuando capaba potrillos.
Pa´l tiempo ´e la parición,
pa que estea más vigilada
sabía llevar la majada
cerca de una población;
que del zorro es proteción
que haiga cerca una jauría
o el carancho que de día
pa´l corderito se apronta,
porque la oveja es muy tonta
y no defiende la cría.
Con los ojos bien abiertos
en las recorridas que hace
es raro que se le pase
un enfermo o algún muerto.
Él todo lo ha descubierto
cuando la vista tendió,
cuantas vece galopió
sobre el suelo desparejo,
cuando a una vaca de lejos
mal cáida la divisó.
Y pa´l tiempo de verano,
enantes de que amanezca,
cosa de andar con la fresca
sabe mover bien temprano.
Esas horas el paisano
nunca las desaprovecha,
deja las cosas bien hechas
justamente cuando y como
se lo ordena el mayordomo
porque es su mano derecha.
Por eso con los mensuales
que tiene bajo su mando
oscuro estan ensillando
cerquita de los corrales,
y ninguno de ellos sale
sin remedios por si acaso
porque el que encuentra a su paso
un animal embichao
o de los ojo apestao
ya le está encajando el lazo.
Bien vestido a la ocasión,
en los días de salida
pero jamás en la vida
lo vi andar de pantalón.
Él por ninguna razón
deja su ropa campera
y me dice a su manera
que aunque sea entre puebleros,
que de bombacha y sombrero
va a andar hasta que se muera...
Aunque está ya jubilao,
su trabajo no abandona
y por más que su patrona
lo empuja pa´irse al poblao,
está tan aquerenciao
que mientras que pueda andar
no se quiere retirar
porque en el pueblo no se halla
y se que cuando se vaya
¡que lo vamos a extrañar!
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