(Pintura: Eleodoro Marenco)
Es chúcaro y por tanto, hasta salvaje:
patea, muerde y se sacude fiero,
que al verse acorralado en el potrero
vomita espumarajos de coraje.
Suelta la crin sobr'el pescuezo, encaje
forma flotando en su retinto cuero,
las orejas rebeldes, altanero
lo muestran a los ojos del gauchaje.
Se suponen allí que de los toldos
de las tribus del Chaco lo han traído,
que tiene los colmillos como guampas.
Y el que lo monta v'a sentir recoldos...
y hay un viejo con fama d'entendido
que aseguro no hay d'esos en las pampas.
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