(Foto: Ra Tor)Antes de ensillar el flete,
de las orejas a las tabas
les doy rasqueta y cepillo
y repaso la tuzada.
Desranillo pelo, orejas,
dejo la cola peinada:
lavo con cuidao los ojos
reviso manos y patas
porque el gaucho y su caballo
son limpios de cuerpo y alma.
Le pongo la sudadera,
el mandil, con una matra
y los bastos de caronas
con gurupas reforzadas.
Juerte encimera de potro,
las tres Marías maneadas,
sujeta al correón la cincha
apretando las cacharpas,
cojinillo y sobrepuesto
y el cinchón pa sujetarla.
A los tientos ato el lazo
de la precilla amarrada
y llevo la california,
herramienta chabacana.
Emparejo los estribos
y lo dejo a rienda alta,
maneado de las dos manos
con una rosa, de yapa.
Yo soy porteño y paisano,
llevo la herencia de Tata.
Todas las pilchas mejores
pobretonas como escazas,
me las hecho sobre el cuerpo
contento con Fe cristiana.
Muento y salgo en mi pazuco,
repechando cielo y pampa
por los caminos de Dios
porque el gaucho de mi Patria
es más libre que los vientos
y a ningún carro se ata.
Siempre levanto mi poncho
y la verijera daga.
No soy de calzar espuelas,
no alzo rebenque ni guacha.
Aprendí a respetar
al que la mano me daba.
No comparto la herejía
y estoy con la paisanada:
sin el gaucho y el caballo
¡qué sería de mi Patria!
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