(Pinturas: PablosoloDiaz)
Está por reventar de tanta gente:
sirve el pulpero y lava la pulpera
el desfile de vasos, imponente,
desnudo el brazo y alta la pollera.
Zambullido en un casco de sandía,
boga el bolicherito en la trastienda.
"¡Guarda!¡No estorbe! ¡Sucio e porquería!
"¡Vaya a limpiarse y ¡tome! pa que aprienda!"
Como un tirabuzón el llanto agudo
perfora el patio y entra en la cocina.
Cunde el idioma usual del sordomudo;
una seña, de un jeme, y se la empina.
El ruso analfabeto y socialista
y el vasco ordeñador, ultramontano,
han hecho de un rincón, su propia pista;
Marx y Jesús, discuten mano a mano.
Desde el fondo, a caballo de las eses
regresa un "almariao", verde aceituna.
Le habla a cualquiera: "Yo, ya juí tres veces...
"Si será que me he güelto una laguna".
Hace rato demanda un aflijido
que el hambre empuja y el bullicio ataja:
"¡L'oiga, patrón...! Me abaja un embutido...
Haga el favor... si puede, me lo abaja."
Un viejo de pulgar en camafeo
oval y chato, como pico e pato,
lubrica con saliva el orejeo
mientras cincha la flor, en el relato.
"El río Guayquiraró
"trai en su seno escondido...
"¡La pu...cha, se me cortó!...
"Peru es igual: ¡rial envido!"
Un chiquilín desde la puerta, llama,
a quien ni Dios ni nada reconcilia:
"¡Tataaaa...! Me manda pa decirle, mama,
"si ha olvidao la vergüenza y la familia."
Masca, un bigote en u, como jineta,
líquido y vidrio, y la evasión copiosa
le baña por la "u", la camiseta,
con la obispal tintura de Mendoza.
Sus piernas, en barril, para el resero,
mira indeciso y en verdad, no sabe,
en qué pared se apoyará primero:
lo invade un dulce movimiento suave.
"¡L'óiga, patrón...! La ristra e salchichoes...
"¡L'óigame...! Afloje un momentito, viejo...
"¡Vaya al ca...rancho... cuántas discusiones,
viá tener que pastiar, a lo conejo."
Busca el guapo habitual, su contrincante,
arrastra el poncho, ríe, lo recoje:
"¿No hay naide que lo pise... y que se aguante?
"Ande haberá un güen alma, que se enoje."
El chinazo, sargento, se acomoda,
se le arrima un mensual: "No le haga caso".
"¡Hum! ¿Conmigo?... Ya saben, poca joda,
"o los hago sestiar de un talerazo."
Al puestero soltero y patizambo
se le va el ojo al mostrador, medita:
"¡Linda tarquina!... pa poner un tambo:
"tan gorda, la pulpera y tan mansita."
Indaga el enviciao: "Tengo un overo
"que agata puede con sus pobres güesos;
"soy capaz de correrle al más ligero...
"¡A ver quién se arma de un montón de pesos!".
-Un carcomido de viruela, infiere:
-"¡Si anda loca, por mí! ¡Pura mentira!
-"Me disprecia, entendés, porque me quiere.
-"¡Con decirle, que paso, y ni me mira...!"
El boyerito, que se sueña mozo,
invita a lo hombre:"Sirva cuatro cañas".
Ruge el sargento: "¡Salga de áhi, mocoso,
"y váyase a sacar, mugre y lagañas".
¡Por fin! encuentra complemento el día...
Sopla el fuelle cordial la "verdulera"
y el bullicio es silencio y es poesía
en la humildad de la emoción campera.
..........................................
Se ha hecho ya noche, la dispersa aldea
emerge en negros bultos y perfiles,
alto cielo de estrellas, parpadea,
le contestan fogones y candiles.
Sale el gato al yuyal y el perro aguza
su oído delator, cruza arañando
un maligno chistido de lechuza:
¡quién estaré en su rancho, agonizando!
Se persignan dos criollos contra el cerco:
"¿Escuchó la coruja? "O el corujo...
"¿Será pájaro o gente? "Bicho puerco
"grita en vez de silbar. Pa mí... es un brujo."
Un insulto brutal, retando a duelo,
lanza el provocador junto a la puerta,
salta el sargento, caen un cuerpo al suelo:
"Mañana, el que madrugue, lo despierta".
Entre el ruido de cascos y coscojas
se conmueven palenques y enramadas,
se oyen tintines de estriberas flojas
y un remezón de cinchas apretadas.
Se eleva de sembrados y rasrojos
por húmedo calor, el penetrante
almizcle cimarrón de los hinojos,
vaho, de tierra y trebolar, fragante.
Cierra el boliche: grupos rumorosos
se hunden en sendas, sombra y arboleda;
cantan, lejanos, grillos perezosos
en el eje sin grasa de una rueda.
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