El Sol es un macho
y la Tierra es hembra.
Él, di ayá de lo alto, mira enardesido
las formas redondas que siempre li amuestra...
De Invierno, ¡dejuro! ñubláos, serrasones,
largos temporales, la engüelven a eya.
Y al pasar sin verla tantos días seguidos,
se aplaca el deseo que lo abrasa y quema.
Por eso, en Invierno,
merma la potensia su mira de juego!
Ya en la Primavera,
que vien'el güen tiempo,
eya larga tuitos
sus trapos d'Invierno,
y bién disnudito
li amuestra su cuerpo...
Y él. ¡dejuramente!
se va enardesiendo...
Pá mejor, la Tierra, carpetera y diabla
como güena hembra,
dispasito, el cuerpo, tentador, redondo,
mesmo ante su vista le vá dando güelta...
Y él la mira tuita...
Y esa yamarada qu'engendra el deseo,
en la niña'el ojo
li arde como juego!
La pasión tan grande del Sol, la contagia,
y hasta la resecan esos largos besos...
Y se abr'en mil bocas, ¡vensida! ¡sedienta!
Y por eyas dentran los besos de juego.
Dipués viene l'agua. Las bocas se sierran;
pero adentro quedan calores de besos...
Y puede que ansina, con eso, tan solo,
ya queden cumplidos los amores d'eyos.
¡No al ñudo en Verano
la Tierra se seca!
¡Y el Sol es un juego
que achicharra y quema!
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