¡Mirá, florcita, si el sino
fieramente nos amola
que igual que quirquincho bola
me tiene junto al camino!
Ni a cinchar mi "Rey" atino
ni a mostrarme en su presencia...
Sin sombra de malquerencia
ponerme a prueba quedrá
que ansí empujándome está
pa los campos de la ausencia.
Yo que clavao me quedé
en la sabrosa espinita
de la flor de tu boquita
en cuanto a verte empecé;
sangrando me alejaré
pero al ñudo es que la suerte
me esté mandando no verte
si a toda parte que voy
siempre mirándote estoy
de tanto que sé quererte.
¡Pobre el cuzco de tu antojo
que mi excusa supo ser
pa dentrar a merecer
tu modito y tu reojo!
Llegó cruzando el rastrojo
y me vino a acariciar,
y viéndome titubiar
comprendió que yo me iría
y por tu pena y la mía
se echó a mis pies a llorar.
Ya que la suerte está echada,
cortemos campo, mi "Rey":
vos que sos gaucho en mi ley
me ahorrarás la costalada.
¡Adiós!, florcita dejada;
quizás me quedrás mejor
ya que alvertiste el amor
de quien nada te ha pedido
y áura se encuentra perdido
en la huella del dolor.
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