Cuando Isabel se ennovió
sin decírselo a sus viejos,
la mama olfateó de lejos
el noviazgo de Isabel
y asumió el bravo papel
de prodigarle consejos.
Le dijo: -"Tener novio
cuando el instinto lo exija,
no es ningún delito, m'hija,
pero es un riesgo muy grande,
porque aunque Dios te lo mande
Satanás le da manija.
"Atendelo pero en casa
pa que la paz no se quiebre,
pa vigilarle la fiebre
y observarle los retozos.
Los toros son peligrosos
más a campo que a pesebre.
"Existen los novios tímidos
que dejan la mano quieta;
sin embargo, el más bobeta,
cuando le entra el apetito,
se refala despacito
como choclo en la tolveta.
"El burro a veces no come
ni aunque esté suelto en la parva,
y el chancho a veces no escarba
sino que está pensativo.
Pero a la larga no hay chivo
que no le jieda la barba.
"Dosificale los besos
calculando cuándo y dónde.
Dale lo que corresponde
pero nada más, muchacha,
que el que con gofio se empacha
ve el tostador y se esconde.
"Dale amor y dale celos
pa balancear el asunto;
pero dáselos a punto,
cada tanto y medio y medio.
Pa que haga bien un remedio
no hay que darlo todo junto.
"Sin exprimirlo hasta el fin
andá sacándole el jugo.
No accionés como un verdugo
pero aplicale la ley
como quien amansa un buey
pa que venga solo al yugo.
"Recordá la formulita
maravillosa y eterna:
dominalo en forma tierna
con tu astucia de mujer
pero dejándole creer
que es él el que te gobierna.
"Cuando apurada te saque
jugá tranquila tu carta.
No le aflojés ni una cuarta
por más que él te mire bizo,
que el bagre se pone arisco
cuando pica y no se ensarta.
"A la tuerca de sus ansias
ajustala con cautela.
Dale llave hasta que duela
pero al fin, guarda la tosca,
que si lo pasás de rosca
va a precisar arandela.
"Templalo hasta que les baje
su martillo un sacerdote,
curándole el mal camote
de pichulero ridículo.
Si le interesa un artículo,
que oferte por todo el lote.
"Cuando traiga los anillos
dale la mano y no el codo.
Pero cuando él, de igual modo,
te oferte tan solo el dedo,
tironeáselo sin miedo,
que tiene que pasar todo.
"Y cuando amueblen el rancho,
que el amoblamiento sea
señal de que te desea
pero que el desear no es todo.
Que lo inquieten de igual modo
la cama que la batea.
"Pero si es demasiado quieto,
duro pa entrar en calor,
pa evitar cualquier error
frente a la duda torealo,
porque si atropella es malo
pero si recula es peor.
"Fijate si no es azul
como huevo de pirincho.
Si cruza el cerco de pincho
pero al agua no se tira,
sacá el ojo de la mira,
que es aperiá y no capincho.
"Si quiere máiz, que lo plante,
que lo corte y que lo empirve.
Pero al ver que el agua hirve,
si no prepara el porongo
que vaya a noviar con Mongo
porque pa vos no te sirve.
"Los novios no son vestidos
pa cambiarlos a tu antojo;
pero aunque alegren el ojo
pienso que devolverás
tanto al que ajusta de más
como al que es demasiado flojo.
"Disculpá si mis palabras
te aguaron el chocolate;
pero es justo que una trate
de aplicar sus experiencias.
Y con estas advertencias,
si te ensartás, jorobate.
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