viernes, 3 de diciembre de 2010

Tiempo abajo




Ya se pierde a la distancia
el caballo con su apero.
Y hasta el hombre más campero
está sobrando en la estancia.
Por eso en su circunstancia
viéndose fuera de ambiente,
al amparo de un pariente
pal lao del pueblo ha rumbiao,
pa vivir amontonao
como hormiguero en creciente.

Ande la manga se estrecha
aura manda la picana,
y en menos de una semana
se levanta la cosecha.
Ver una melga derecha
ya no es lujo pa ninguno.
Si hay que marcar un vacuno
ya no se usan más los piales.
Y ande había diez mensuales
aura se arreglan con uno.

Ya no se ve el pión linyera
venir pa las deschaladas,
ni las grandes caballadas
dejando la polvadera.
Hoy la familia es pueblera
por distintos pareceres,
sin chicos y sin mujeres,
el campo ha cambiao de vista,
y hay un solo tratorista
para todos los quehaceres.

Ya en los mozos no hay apego
por cosas que el campo enseña
y como no se usa leña
ni han aprendido a hacer fuego.
Yo a mi recuerdo me entrego,
y a nadie quiero ofender...
no tienen porqué aprender
lo que tal vez no haga falta,
pero a la vista resalta
que va muriendo el ayer.

Sólo ha dejao por allá
el tiempo con sus descartes,
taperas por todas partes
de gente que ya no está.
Por ahí de casualidá
se ve a caballo un paisano,
o alguna planta en el llano
de los pájaros amiga;
como pa que alguno diga:
"allá vivía fulano".

Pero aunque me duele tanto
ver un boliche sin pingos,
donde antaño los domingos
todo era fiesta y encanto;
bien venido el adelanto...
y hasta le grito ¡salú!
Y perdonen mi atitú,
no estoy en contra'el progreso
pero es que añoro todo eso
que llenó mi juventú.

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