-“Pase, agente Belisario,
¿hay alguna novedad?”
-“Para decir la verdad,
ninguna, mi comisario”.
Solamente he visto varios,
hombres allá en el boliche
en lo del gringo Felice,
prendidos en un truquito
pero todo tranquilito
como nene con un chiche”.
“Parece que una jugada
había sido dudosa
porque se enojó Barboza
quiso pelar la daga,
se levantó Madariaga
y manoteando una silla
le rompió cuatro costillas
pero el tuerto Carrascosa,
para no empeorar la cosa
le partió la coronilla...
El bolichero, con hambre,
por entrar en el tumulto
peló y se le fue al bulto
con la de cortar el fiambre.
Al chino le abrió el matambre
y a Leiva le hizo un tajito
que lo dejó sentadito,
con una oreja en la mano
mientras que al rengo Mariano,
le abrió el gañote limpito.
Sacó el revólver Morrongo,
nunca falta un bochinchero
y le encajó al bolichero,
tres balas en el mondongo.
La cabeza como un hongo,
le aplastaron a Martínez
y al “manchao”, los chinchulines,
le colgaban como flecos,
y un tajo le han hecho al chueco,
de la boca a los botines.
Pero ahí no paró la cosa,
porque el motudo Cirilo
con la pesa de diez kilos
le abrió el mate a Carrascosa,
al petiso Robirosa,
lo dejaron sin nariz
Y Antuña, el llamado “lombriz”,
con un garrote nudoso,
lo desparramó a Troncoso,
para calmar el desliz.
Después, ya todos serenos,
continuaron la partida
que al final fue interrumpida,
por un tanto... más o menos.
Son todos muchachos buenos,
amantes de la verdad
es un templo de bondad,
el boliche “La Armonía”:
ya ve que pasó este día,
mi jefe, sin novedad...”
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