(Pintura: Eleodoro Marenco)
Resero... criollo sufrido...
señor de la pampa inmensa
que en derrota y sin defensa
vá tranco a tranco al olvido.
Pero ha dejao en mi oído
silbidos, gritos de arreo,
notas hechas bordoneo
que al llegarme con soltura
para evocar su figura
a mi sentir desmaneo.
En su andar y andar inquieto
sin que el rigor le haga meya
por larga que sea la güeya
para él no tiene secreto.
Lleva en su instinto sujeto
la confianza y la firmeza,
forjando así la grandeza
de esta Patria tan querida,
viviendo toda su vida
sin ambición de riqueza.
Como arrollao a los tientos
lleva siempre en cada viaje
valor, destreza y coraje,
marchando a los cuatro vientos.
Sobrao de conocimientos
no sabe andar titubiando,
porque el criollo reseriando
puede mostrar donde quiera
que tanta ciencia campera
la ha acumulao trabajando.
Es su orgullo de resero
como gaucho y como hombre
el prestigio de su nombre,
sus caballos y su apero.
En los rumbos del sendero
con brillos de nazarenas
ejemplos de sus faenas
quedan pa la historia impresos,
cuando por poquitos pesos
arreó fortunas ajenas.
Hoy es símbolo viviente
de la tradición genuina;
gloria aunténtica argentina
del pasao y del presente.
El progreso, lentamente
va apagando sus fogones,
y sin que valgan razones
se vá triste, pobre y solo,
igual que el gaucho chingolo
corrido por los gorriones.
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