martes, 18 de mayo de 2010

Congoja


Vengo luciendo altanero
bombachas, poncho y chambergo
y traigo del patrio albergo
frescas sombras de mi alero.
Traigo bien curtido el cuero
por el sol, la lluvia, el viento,
traigo resuellos de aliento
que recogí en los caminos
y traigo sonoros trinos
templados en mi instrumento.

Templado en mi instrumento
y anidado en mi garganta,
traigo un chingolo que canta
con triste y sonoro acento.
Canta porque yo lo siento
dentro de mi alma vocear,
junto al corazón golpear
como si acaso mi pecho
le fuera quedando estrecho
para poder aletear.

Para poder aletear
quiere mi pobre chingolo
ganar espacio, irse solo
por la vida a reserear.
Apenas sabe tranquear
y ya pretende alzar vuelo,
está muy lejos el cielo
para tus pobres alones,
hasta los mismos alcones
son prisioneros del suelo.

Prisionero de este suelo
tendrás que vivir, chingolo,
es muy penoso andar solo
cantando su desconsuelo.
En tu afán de ganar cielo
te emborracharás de altura
y al pasear tu desventura
por los senderos más anchos,
se burlarán los caranchos
de tu infinita amargura.

También yo, en mis mocedades
me di a la vida sin rumbos
y a fuerza de ir dando tumbos
la enfrenté a la inmensidad.
Me perdí en la soledad
sin conseguir lo anhelado,
así siempre esperanzado
hice pie en el albardón,
fue allí donde un lechuzón
me volvió al camino andado.

Pero al fín tenés razón
de pretender andar solo
... en esta vida, chingolo,
quién manda es el corazón...
Más frente a la desazón
de tus horas errabundas
sabé ser libre, no te hundas
y en el barro hacete ampollas
¡por algo la sangre criolla
no se cuaja en las coyundas!

Que yo, luciendo altanero
bombachas, poncho y chambergo
volveré a mi patrio albergo
a beber sombras de alero.
Allí, chingolo, te espero,
vuelve, pero no vencido,
vuelve solo... noble... erguido
del largo peregrinaje,
¡yo, entonces, me haré ramaje
para que escondas tu nido!

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