lunes, 16 de noviembre de 2009

Mi viejo potro tordillo




En la esquina del potrero
estaba echao mi tordillo,
como esperando a la muerte
pa descansar un ratito.
Las quijadas medio moras
entecau y como un vicio
entre las vistas gastadas
de tiempo, sol y caminos
le enredaban el paisaje
los zumbos del mosquerío.

¡Malaya triste destino
los caballos argentinos!

Yo andaba emparvando pasto
cuando frenó con gran ruido
un camión lleno de fletes
zainos, ruanos, bayos, pintos
el hombre me ofertó plata
pa llevarse mi tordillo
le dije: no muchas gracias
pa que lo quiere me dijo
si ya no sirve pa nada
y yo le pago ahura mismo
y envés de que muera aquí
que muera en el frigorífico.

¡Malaya triste destino
los caballos argentinos!
Le di las gracias de nuevo
por no voltiarlo de un chirlo
después atiné a decirle:
Siga nomás su camino
déjelo al flete que muera
la muerte que él ha elegido
en la pampa que él conoce
en su cielo y su camino
ande se acabe el alambre
y empiezan los espinillos

¡Malaya triste destino
los caballos argentinos!

No Sienta miedo ni pena
mi viejo potro tordillo
que a usted no lo lleva naide
pa'l lao de los frigoríficos
me via quedar medio solo
cuando usted se me haiga ido
después que lo aiga enterrao
via plantar un arbolito
una sombra pa la sombra
del recuerdo de un amigo
será como verlo Siempre
como tenerlo conmigo
en la pampa que él conoce
en su cielo y su camino
ande se acaba el alambre
y empiezan los espinillos.

¡Malaya triste destino
los caballos argentinos!


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