jueves, 12 de noviembre de 2009

Mi cuchillo picazo


(Foto: Eduardo Amorim)


Tengo un cuchillo picazo
de hoja marca: "Payador",
es mi ángel protector
hermanastro de mi brazo.
Hecho cruz en mi espinaso,
es mi socio en la jornada,
con él desde la clarada
ando hasta el anochecer;
como no tengo mujer
duerme arriba de la almhoada.

Con él abro un atador,
como desdoblo una grampa,
con él me siento en la pampa
un gaucho conquistador;
como está echo a rigor
corta un alambre de acero;
le saco a una res el cuero,
como señalo a un novillo,
porque un gaucho con cuchillo
para mí es un gaucho entero.

En la época invernal
cuando llegan las carneadas,
según las reses faenadas
que es el peso del jornal;
pero mi picazo es pial
una vez que está afilao,
con pacencia desbastao
en el viejo molijón,
queda para esa ocasión
como cuchillo encontrao.

A él lo llevo en el cajón
del "loriver" de dos rejas,
y las yuntas son parejas
por la melga sale un tablón.
Apilando un redomón
el caso no es tan sencillo;
puede enredarse un potrillo
por el apego a la madre;
¡haciéndome un lío padre!
y ahí hace falta un cuchillo.

Cuando adorna mi cintura
soy el hombre más tranquilo,
su corazón es el filo
su altar empuñadura;
por su balanceada achura
garantiza un buen planazo,
si me tiran un mangazo
seguro que lo punteo,
y le pinto un benteveo
con mi cuchillo picazo.

La vaina es de suela y plata
y su color negro y blanco.

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