"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
viernes, 23 de octubre de 2009
Mirando como se ensiya
Después de echar la tropiya
y agarrar uno cualquiera
retoca con la tijera
el tuse, cola y raniya.
Lo rasquetea, lo cepiya
y para hacerlo estirar
despacio le entra tocar
las manos con la'lpargata
y lo manea de las patas
para empezarlo a ensiyar.
Le echa la sudadera
de impecable lona blanca
y a palmaditas le arranca
si alguna arruga tuviera,
dos mandiles de primera
le acomoda bien parejo
y relumbra como espejo
una carona de suela
que'n sus relieves revela
historias del tiempo viejo.
Después ya le supo echar
los bastos, y a su manera
los golpea en la cabecera
para que hayen su lugar.
En menos de un pestañar
ya le pone la encimera,
de grupa usa las potreras
y estribos de entrada chica
por si el bagual se le osica
hecharle el dos donde quiera.
Como él mucho galopea,
prefiere la cincha e'lona
pues la de cuero es durona
corrediza y sobaquea.
Ya los correones tantea
yevándose de un consejo,
aprendió de un crioyo viejo
que cinchando de ambos laos
queda mejor el recao
y los estribos parejos.
Tras el último tirón
en la'rgoya e'la encimera
lo anuda y en las potreras,
le da una vuelta al correón;
ya después por precaución
de frente le'cha un vistazo,
bien arroyao ata el lazo
a un tiento de la encimera,
prendiéndolo a la ecidera
tan solo por un si acaso.
A un cuero de oveja crioya
y un carpincho de dos piezas,
ya le ajusta con presteza
un pegual de cinco argoyas.
Muy suave el freno le apoya,
cuidadoso en la enfrenada
y ni bien la cabezada
pasa atrás de las orejas,
en el ganchito le deja
bien prendida la barbada.
Ya enfrenao el animal
le pasa (y es la manera)
las riendas por la hociquera
para ponerle el bozal.
Ata el cabresto al final
en la manija'el talero
y ayí le deja al overo
de mientras él va'cambiarse
porque'nsiyar y empilcharse
son los lujos de un campero.
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