A la puerta de mi casa
el camino se ha olvidado
de partir y se lo pasa
lo mismo que un perro echado.
A la puerta del camino,
como si no me acordara,
me he quedao como esperando
que el camino caminara.
Pero un día ví al camino
emponchao de madrugada
y por ver amanecer
caminaré rastreando el alba.
Desde entonces que no digan
que yo me la paso dagüelteando:
cuando me topa la vida
me ve siempre caminando.
Y me voy porque ya es hora,
no me digan que mañana...
Tengo el corazón crispado
de esperar a la esperanza.
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