miércoles, 5 de agosto de 2009

Señor Juez


Señor Juez, en verdá le confieso,
que se m'áido un poquito la mano.
¿Se murió? ¡Dios lo tenga en la gloria!
Ya bastante el indino
vivió cuatreriando.

-Me tráia robando ese leso
mis vaquillas, cerquita de un año.

Era inútil que diera mis quejas
ante el Comisario.
Me tomaban apunt'e la cosa.
Y yo, satisfecho,
me diba silbando.
Y cuando créia que preso lo tráian,
caía en engaño,
porque el pillo, por juir de la cárcel,
le entregaba al señor Comisario
la mitad más o menos del robo,
y éste echábale tierra al asunto,
como hacen los gatos...

Y lo pior es que si uno relincha,
si no lo estaquean,
lo meten en cepo de lazo,
cuando no lo enderiezan pal Neuquén
a lomo pelado,
más molido qu'el gallo del cuento,
que asiquiera el pobre
si las plumas perdió en la pelea,
quedó cacareando.

Y como quiera que ya no hay justicia
en por estos pagos,
me la hice al tirito yo mesmo.
He perdido y ... pago.

Es por eso, señor, que de rabia
se me jué un poquito la mano.
Yo le quise pintar un barbijo,
dejarlo orejano...
el cuchillo corrió pal cogote,
y solito se jué desangrando.

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