Dice que a la carta mía
le costó trabajo leerla,
y que para comprenderla
deletreó medio día.
Que hay faltas de ortografía
puestas como de intención;
como si la puntuación
para Castro no existiera,
parece ser que escribiera
sin sentido de expresión.
Recuerde, doctor Agüero,
Ud, era mozo estudiante,
yo sólo era en ese instante
un muchachito boyero,
mientras Ud. con esmero
estudiaba de abogao,
yo le cuidaba el ganao
rondando entre los cardales,
supe las cinco vocales
cuando ya era un hombre casao.
Mientras que Ud, maravilla,
estudiaba todo el año,
libros de todo tamaño
útiles como semilla,
yo no tuve una cartilla
en mi edad de colegial;
y cuando surgió triunfal
su talento de gran hombre,
yo aprendí a poner mi nombre
con la impresión digital.
Conozco sus gestos buenos,
este amigo así lo entiende,
que su amistad no depende
de una letra más o menos,
sus reproches son amenos
y afectuosos para mí;
más de una vez sonreí
por sus cariñosas bromas:
Castro, me debe seis comas
y diez puntitos de "i".
Hay cosas que me enjareta
y que las inventa usted,
como en donde dice que,
escribí sauce con "z".
Eso es una jugarreta
aunque también le diré,
que a veces me equivoqué,
justo es que se lo confiese:
de que hay palabras con "s"
que las escribo con "c".
Dice como de remache
que lo más extraordinario,
es de que a mi abecedario,
se le ha desertao la "h".
Amigo, aunque usted me tache
que escriba "h" es casual;
yo las dejo en el morral
pa que otros hagan consumo,
escribo así "ombre" y "umo"
y me comprenden igual.
Por sus cartas no lo dudo
que es sabio en ortografía,
pero en su caligrafía
cada letra es como un ñudo,
nos cuesta un trabajo rudo
cuando nos llega a escribir;
pa poderlas discernir
las leemos y las releemos,
y ocasiones no entendemos
que es lo que quiere decir.
Pues de la mesma manera
que Ud. no me entiende a mí,
no le entendemos aquí
sus letras de enredadera;
lo que me extraña de veras
es que todo un abogao
se asombre que a un pión de arao
rural como la gramilla
se le empaque una comilla
y un "h" se le haya alzao.
Yo no conozco el acento
ni puntualizo la "i",
pero en la vida aprendí
trabajos de rendimiento.
Sacar de una lonja un tiento
como tejer un botón,
y del potro cimarrón
hacer caballo de silla,
trabajar una presilla
y terminar un cinchón.
Aprendí de una mirada
comprar una hacienda al corte,
dividir por el aporte
el consuma y la invernada,
a contar una majada
en la puerta de un corral;
que Ud., que es profesional,
con más letras que una imprenta
apuesto que no las cuenta
sin confundir el total.
Ud. se siente un portento
y critica mi modismo,
porque sabe el mecanismo
de coma, punto y acento;
yo puse todo mi intento
en la siempre y el ganao,
la natura me ha dotao
de una argentina mollera,
que puedo ser donde quiera
más productor que un letrao.
Ahí le mando, amigo Agüero,
haches y puntos por cientos,
y más comillas y acentos
que maíces tiene un granero,
como van demás, espero
que las que sobran, doctor,
me las mande sin temor
porque ando con los asuntos
de unas haches y unos puntos
que le debo a otro escritor.
¡Me encantan tus poemas y tu blog en gral! Acabo de descubrirlo y me anoto como seguidora.
ResponderEliminarSaludos.
Desde Uruguay; mi padre me enseñó de niño tantos versos; este hasta de memoria un ejemplo para no cultivar la vanidad
ResponderEliminarHola, saben en que libro de Hector Del Valle sale este poema?
ResponderEliminarEsto es de Martín Castro? Se debería citar al autor...
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