lunes, 2 de marzo de 2009

Responso de un monturero. (Estilo).


Fuiste el viejo monturero
de la estancia "La Victoria",
centinela de la historia
en "La Loma del Rodeo";
por eso, cuando te veo
sin remedio derrotado,
siento que se ha terminado
con vos parte de mi vida,
que arrastraste en tu caída
lo mejor de mi pasado.

Aún adivino tu estampa
recortando el horizonte
en el ojo donde el monte
se abre a la luz de la pampa...
Ya no veré el sol que estampa
besos de oro en tu costado,
como cuando, ya cansado,
me llegaba hasta tu alero
como hasta un altar campero
a ofrendarte mi recado.

Eras el templo sagrado
guardián de pilchas camperas:
riendas, matras, encimeras
y cueros amontonados;
al fondo, varios recados
en el aire galopaban,
y al entrar se destacaba,
por su criolla distinción,
el recado del patrón:
mi abuelo, Don Jaime Achával.

Ya es una imagen perdida
ver toda la caballada
en tu palenque ensillada
antes de la recorrida.
Ya tu presencia extinguida
cubrió el yuyo y la maleza,
y me gana la certeza
que a tu palenque olvidado
quisiera morir atado
con un cabresto 'e tristeza.

1 comentario:

  1. Estimado Luis:
    Me honra poniéndome a la par de tantos nombres ilustres...
    Por lo que deduzco de haberme metido en "La Brava", entre las cosas que tenemos en común está también la sangre... Se lo digo en esta entrada porque aquí lo nombro precisamente a mi abuelo Achával...
    Vamos a tener que conocernos algún día -vino de por medio- en alguna guitarreada bien surera; pongo casa encantado. Pero la vida del seminario no me hace fácil disponer del cuándo...

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