lunes, 14 de julio de 2008

Un peón, Segundo Molina


Llegó a la estancia de paso
pa'l tiempo de las esquilas
y alargó su permanencia
por causa de que llovía.
En la esquina de un galpón
l' hizo tabique una estiba,
tendió el catre y de un alambre
colgó sus escasas pilchas,
y al no encerrar la majada,
y andar de gusto esos días
pa' no pasarla aburrido
ayudó, en lo que podía.
...Que juntar marlos pa' l fuego,
arreglar unas bebidas,
cortar lonjas, sacar tientos,
desgranar pa' las gallinas...
Y cuando compuso el tiempo,
y terminó con la esquila,
se quebró un peón...
Pa' reemplazarlo unos días,
despúes en la mesma estancia
otras changas que salían...
Del galpón, pasó a las piezas
que pa' los peones había.
Y como el tiempo se escapa
y se amontonan los días...
ya van como veinte años
que aquel Segundo Molina
es un hombre para un patrón:
¡ya no es más peón golondrina!.

Pero, el asunto ha cambiao
en estos últimos días,
ya que a llegao a la estancia
un juez, con un polecía;
pa' anoticiarlo al patrón
de un parte que le traían:
"que en su campo trabajaba
un tal... Segundo Molina.
Pa' la patria... desertor
cuando llamó la Marina".
Al enterarse el patrón,
riyéndose todavía -
creyendo una confusión,
dentró a escuchar que decían,
y la verdad era cierto,
aunque ni el peón lo sabía...
¡ había pasao tanto tiempo
del sorteo y la milicia !.
Pero el juez insistió
completando su teoría:
¡ Por no servir a la patria
es un desertor... Molina !.

Esas palabras cayeron
pa' l patrón, como agua fría
y levantando la voz
dentró a sangrar por la herida...
-"¡ Como?... que no ha servido a la patria
mi pión... Segundo Molina... ?
¡ Podrá o no ser desertor
d' eso no ando con porfías...
pero que sirvió a la patria
doy fé y me juego la vida...
Porque hace más de veinte años
sin aflojarle ni un día
con en el arao, de a caballo,
sin conocer la fatiga,
lidiando con toros bravos,
haciendo crecer la estiba,
recorriendo los potreros
pa' l tiempo de las paridas...
¿ O solo sirve a la patria
aquel que va a la milicia?.

Vaya nomás que enseguida
me cambio y salgo pa' l pueblo
a ver la papelería y buscar un abogao´
que lo defienda a Molina...".

El peón, que estaba escuchando
sin decir, "la boca es mía",
salió al tranquito y pensando
en las cosas de la vida,
el que siempre iba alegando
que a llorar no aprendería...
con la cabeza agachada se metió pa' la cocina...
Y le mojaron sus ojos el puño de la camisa...
Mientras seguía escuchando
lo que' l patrón... repetía:

"¡Con qué... ¿no ha servido a la patria
mi peón... Segundo Molina !?".

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