domingo, 23 de diciembre de 2018

Pa rezar ante el pesebre...


(Pintura: Bartolomé Vaccarezza)


Querido Niño Jesús,
te he venido a saludar,
hoy he querido acallar
todas las voces de ajuera,
pa' que tengamos siquiera
un rato pa' conversar,

El pesebre está muy solo,
todos andan ocupados,
no es que te haigan olvidado
ni es que no piensen en vos,
solamente Niño Dios
andan medios preocupados.

Es por eso que he venido
 a visitarte un ratito…
y a traer estos huevitos
que esta mañana he juntado,
y este pan recién horneado
y este cuero de cabrito…

A la orilla del aljibe
dejaré mis alpargatas…
No quiero pedirte plata,
quiero pedirte trabajo,
estoy muy pobre caracho,
los chicos andan en patas.

Según el cura me ha dicho,
no hay que sentarse a esperar.
También se debe pechar,
de mientras se va rezando,
por eso vengo pechando
pa' ver si puedo arrancar,

Ahora que estamos solos,
quiero pedirte un favor,
cuando me llegue el dolor,
la vejez, la enfermedad
o la mesma soledad,
no me abandones Señor.

Te propongo Niño Dios
equilibrar la balanza,
yo voy a tener confianza
en que me vas a cuidar
y vos me vas a alumbrar
con la luz de la esperanza.


(Pintura: Cleto Ciochini)

Pechando heridas (Huella)

(Pintura: Patricio Marenco)


Al tranco con mi zaino
vuelvo cantando,
el aire huele a lluvia
que va llegando.

Llanuras y distancias,
mi alma viajera,
soñaba con los tiempos
de andar sin pena.

Profunda ausencia guardo
de aquél que fuera
ese rancho querido
que hoy es tapera.

A la huella a la huella,
vuelvo de lejos,
desandando mis pasos
en el regreso.

Lara lara lará
laralá lai laila...
desandando mis pasos
en el regreso.

El monte corpulento
se alarga en sombras
y un trueno resoplando,
bravo resonga.

El viento apura un cielo,
oscuro y fiero,
la hacienda se amontona
en los potreros.

Galopa arriba airoso,
fiel compañero,
que la noche apura
y el aguacero.

A la huella, a la huella,
pechando heridas
como sin darme cuenta
se va la vida.

Lara lara lará
laralá lai laila...
como sin darme cuenta
se va la vida.


viernes, 21 de diciembre de 2018

A puro campo

(Foto: Hernán Tolosa: Cardo castilla (Cynara cardunculus) )


Nací en el campo y me crié
igual que el “cardo castilla”,
y los males en tropilla
desde chico soporté,
y sin más motivo qué
mostrarme alegre y contento
le canto a los cuatro vientos
en los fogones rurales
mezclao entre los mensuales
y peones de campamentos.

Aunque de hazañas no hay nada
si voy a contar mi vida
yo contaré las perdidas
que otro cuente las ganadas;
me mido en la atropellada
cuando hay que salvar escollos,
en esta razón de apoyo
y perdón si me equivoco,
prefiero pialar con poco
que errarle con muchos rollos.

Soy, pa’ ser más caballero,
buen perdedor cuando pierdo,
me gusta más si es por lerdo
que por demasiao ligero,
sentador y pescuecero
a las mala’ y sus embates
y aunque disimular trate
los desengaños me han hecho
tremendo cayo en el pecho
como al avestrú’en el mate.

Detesto la fantasía
y por gusto de florearme
no me verán adornarme
con plumas que no son mías,
y no aprendí todavía
a mentir como a porfiar,
soy cuero sin macetear,
me sobó la mala suerte,
rústico pero más fuerte
que bozal de palenquear.

Soy tronco de árbol añoso
sasonao por una serie
de inviernos a la intemperie
y veranos calurosos;
precavido, respetuoso,
modesto, más bien callao,
y si pretende un mal criao
sobrarme con sus diabluras
¡qué no se cargue de achuras
porque el mondongo es pesao!


El hijar


(Pintura: Eleodoro Marenco)


Yo tengo un hijar mediano,
que anduvo pegao al basto
y acolchonando los pastos
para dormir en verano.
En parte medio tobiano
por los rigores del uso,
vaya a saber en qué chuzo
supo andar como pellejo,
a mí me lo trajo un viejo
que lo llamaban “El Ruso”.

Me contaron que este cuero
que denota poca cosa
también acampó en la choza
guareciente del matrero,
galopó con el resero
por el desierto pampeano,
fue el amparo soberano
de la gente en las boleadas,
y de noches resabiadas
en los sueños del baquiano.

El paisano precavido
en aguacero y helada
en las pajas coloradas
hizo un hueco protegido,
arriba puso tendido
el cuero pelaje afuera
y pa’ que no se moviera
con hueso o alguna guampa,
le puso una estaca pampa
con tientos de la encimera.

No confundir al hijar
con la parte de la ijada,
son dos cosas separadas
ni siquiera similar,
un caballo al realizar
una tarea pesada
aumenta la resollada
y entre costilla y cadera
fíjese de que manera
hace temblar las ijadas.

Diferencias sustancial
que le recalco mi amigo,
uno, hecho para abrigo
el otro, vida animal
al invento original
de variada aplicación
lo mantengo en el galpón
aparcereando un estribo
porque olfateando percibo
perfume de tradición.

Llueve y te recuerdo

(Pintura: Aldo Chiappe)



Estoy escuchando llover
y la lluvia te trae a mi mente,
se me mojan los ojos de pena
al saber que tu amor está ausente.

Estoy escuchando llover
y me crece esta ganas de verte,
pero hay tantas barreras sin luna
que no puedo llegar a tenerte.

¡Ay amor!, ¿dónde estás?
Quisiera que estuvieras a mi lado
sin temor al dolor
de sufrir por amor...

¡Ay amor!, ¿dónde estás?
La noche está llorando por tu ausencia
¡Ay amor!, ¿dónde estás?
¿Dónde estás? Amor...

Estoy escuchando llover
y me crecen estas ganas de verte,
pero hay tantas barreras sin luna
que no puedo llegar a tenerte.

¡Ay amor!, ¿dónde estás?
Quisiera que estuvieras a mi lado
sin temor al dolor
de sufrir por amor...

¡Ay amor!, ¿dónde estás?
La noche está llorando por tu ausencia
¡Ay amor!, ¿dónde estás?
¿Dónde estás? Amor...