martes, 24 de abril de 2012

Madrugada


Qué gusto da recordarse
cuando la noche cerrada
va a buscar la madrugada
cabresteándole al lucero
y el patrón del gallinero
nos suelta su clarinada.

Arrimarle algunos marlos
al rescoldo del fogón
y empezar el cimarrón,
mientras el campo tendido
parece un niño dormido
envuelto en la cerrazón.

Rompe el silencio el nochero
relinchando a la madrina,
cercano entre la neblina
se oye el tin-tin del cencerro
y está toreando algún perro
en la población vecina.

Al alerta de un chajá
que les pide el santo y seña,
responde la contraseña
de los teros al momento
y, al tranco del pensamiento,
yo sigo gastando leña.

Cuando el lucero por fin
se acuesta en el horizonte,
ya se adivina un apronte
de luces por el naciente
y es una bulla creciente
la de las aves del monte.

Madrugadas de la pampa,
plenitud de lo profundo,
en la certeza me fundo
de ver a mi alrededor
lo mismo que vió el Creador
en la alborada del mundo.

La chata en el callejón


La chata en el callejón
se rompió y quede a cuidar
que me vengan a llevar
las bolsas hasta el galpón

Ya mi padre con mi hermano
se fueron a descargar
y ya van a regresar
con el carro que está sano

Mientras en la estancia la larga
o sea en los callejones
yo cuido los mancarrones
hasta que lleven la carga

Y una vez que esté vacía
para poder trabajar
ya la vamos a dejar
de paso en una herrería

Primer verso de don Libertario a los 10 años en 1928...

Me quedo con la calandria

(Foto: Pablo Toranzo)

De todos los pajaritos
me quedo con la calandria,
porque abajo'e su ceniza
yeva prendida una brasa;
y porque es linda la islera
y porque es hembra y es mansa,
porque yeva miel del monte
gotiando de la garganta,
y porque no es consentida
y porque es nuestra y gaucha,
de todos los pajaritos
me quedo con la calandria.
Eya es compaña de noche
y amor en las madrugadas,
y tibia cuerda de pluma
sobre el cuerpo'e guitarra;
un puñadito de notas
que el ceibo al timbó le manda;
una estreyita desecha
que su piquito de plata
tiende como hilo finito
dende barranca a barranca,
y un pedacito de arroyo,
y una arañita de flauta
tejiendo sus ñandutises
con oviyos de esperanzas.
Calandria: de ceibo en ceibo
y de barranca en barranca,
sos en el árbol del canto
la tibia copa embrujada,
y la cantora más linda,
la más islera y más gaucha.
¡Quién como vos va'escucharme
cuando me quejo, calandria,
y quien va'darle las puntas
al tiemple de mi encordada,
sinó esa prima sonora
que enclavija tu garganta!

Gauchita color ceniza,
panal, estreya y araña,
volvé a ser hembra como antes,
desatá tus trenzas largas,
y vas a verlo al Mielero
dir de barranca en barranca
con este canto en los labios:
¡queréme un poco calandria!

De todos los pajaritos
de los que vuelan y cantan,
sin despreciar a ninguno
me quedo con la calandria.

Tengo fe que cualquier día
porqu'es güena y porqu'es gaucha,
la viá encontrar en mi rancho
con las trenzas desatadas,
y por afición de pájaro
prendida de la guitarra.

En la vanguardia




Como contándole cuitas
y murmurando un reproche
se va acostando la noche
sobre la pampa infinita;
cantando una vidalita
lanza su trino el jilguero,
borrón negro es el boyero
escondido entre la acacia,
¡y luce su última gracia
sobre su nido el hornero!

La pampa ya está dormida
cubierta en su opaca manta,
y la luna se levanta
empolvada y presumida,
ensaya una zambullida
junto a la margen del río;
desperezando su hastío
juguetea en la extensión,
y queda en meditación
como añorando desvíos...

Hora llena de emociones
en donde una voz secreta
le va dictando al poeta
las rimas de sus canciones,
cánticos de tradiciones
que al alma de uno le llega.
Visiones de Santos Vega
vagando por los fogones
¡jineteando redomones
donde puso su fe ciega!

¡Pampa gaucha, voy a hablarte!...
Quiero que esa voz secreta
me dicte como al poeta
estrofas para cantarte;
que sepan ellas hablarte
con vehemencia incontenida,
que sean ellas, nervio, vida,
protesta, caricia, halagos,
¡Y se aquerencien en tus pagos
de entusiasmos estremecidas!...

Han de ir buscando lomas
embriagadas de verdor,
cantando himnos de amor
con arrullos de palomas;
embalsamadas de aromas
dormirán en tu regazo,
se han de estrechar en tus brazos
como en una bendición,
y han de ser conjugación
del verbo de los abrazos!

Han de ser todo ternura,
han de ser luz, armonía,
bandurrias cantando al día
y faro en la noche oscura:
recorrerán tus llanuras
empapadas en canción,
serán cuerdas en tensión,
serán vibraciones, ecos,
¡Allá en los pagos de Areco,
rompiéndose en el Mojón!...

Pero también, imantadas
de coraje y de fierezas
rastrearán en las malezas
al toque de clarinadas,
serán chispas, llamaradas,
serán protestas en acción,
serán muda indignación
contra la ofensa al derecho,
y han de formar muchos pechos
con un mismo corazón...

Y unidas han de seguir
simbolizando las glorias
cantando estrofas de historias
con rumbos al porvenir;
ansiosas de resurgir
nuestras gauchas tradiciones
formarán en las legiones
de la patria emancipada,
¡Para ser la llamarada
de nuestros patrios fogones!...

lunes, 23 de abril de 2012

Otra vez embrujao



"Otra vez embrujao... payé* de luna,
curundú* de mi monte y de mi río,
ande he tirao mis penas una a una
que vuelven con el cinto'e la fortuna
pa que yo las reparta al pobrerío.

¡Qué mejor medicina pa los tristes
que sacar en la pava'e las matiadas
esa blanca aspirina de la luna
pa curar las enfermas esperanzas!

Si tiene un pensamiento carpintero
que a pico le abre un hueco al corazón,
igual de flor el árbol que es islero
y en la herida projunda del costero
se le enjambra el panal de la ilusión.

Yo llegaré querencia a las gateadas
cuando a lo pobre corte mi bordona,
pa ver si ingiero con tu hilito'e plata
mi canto roto de esperar auroras.

¡No poder ser boyero pa ir colgando
sobre la sangre florecida'el ceibo,
el nido que trenzara con mis cantos,
y la dicha tejida con mis versos!...

¡No poder ser chajá pa echar clarines
a las bandurrias que en mi cielo vuelan,
y de la nube, en lo alto e sus fortines
despabilar a diana las estrellas!...

¡No ser un sirirí de esos flauteros
que van tocando música en bandada!
¡No tener espinitas de jilgueros,
o el facón de los tordos altaneros
pa sumirlo en el pecho a mi torcaza!...

No poder ser... ¡pero pa qué ambiciono!
Todo eso tengo porque soy costero,
porque mis flores se me han vuelto sangre,
porque la sangre se me ha vuelto verso,
porque alzo a lanza un toldo de esperanzas
y me desangro a lo indio en el silencio.

Otra vez embrujao... payé de luna
curundú de mi monte y de mi río...
Otra vez embrujao llego a mi cuna
mientras canto llorando la fortuna
de volver a encontrarte, pago mío...
......................................

*"Curundú": En el litoral argentino brebaje que se agrega al mate para atraer el amor de otra persona.

*"Payé": El payé es un talismán o amuleto de poderes sobrenaturales que concede a quien lo lleva éxito en sus distintas actividades. Hay PAYÉ para todos los acontecimientos de la vida, los materiales que entran en su confección son de lo mas heterogéneos: trozos de madera de una cruz que haya estado en una sepultura; plumas de varios pájaros; trozos de asta, piedra imán; plomo de una bala; imágenes de santos, medallas, etc.
Las plumas del Caburé son muy apreciadas por atribuírsele fuertes poderes mágicos, no solamente da suerte en el juego sino que da suerte en la seducción de muchachas a los Don Juanes. Las imágenes de los santos gozan de gran favor especialmente si son hechas con una bala que haya dado muerte a alguien.
El payé se lleva generalmente colgado del cuello con una cadenita en una bolsita, contra el cuerpo. Para que el Payé no se enoje de vez en cuando "Hay que alimentarlo" es decir agregarle más de los elementos con los que ha sido confeccionado.
............................
"Gualicho": Palabra araucana que significa "alrededor de la gente". Es también el genio del mal en Chile y Bolivia. También se utiliza esta palabra en lenguaje popular para nombrar ciertos brebajes destinados a enamorar a otra persona.
Según Daniel Granada los indios Pampas le atribuyen todos los males y desgracias que sufren. Para ahuyentar al gualicho montan a caballo con todos sus pertrechos arremetiendo contra el enemigo invisible con gritos y movimientos amenazantes, hasta que creen que lo han vencido.

Una carrera




El yacaré y la tortuga
se desafiaron un día:
-Le corro don, por la playa
y en la distancia que diga.
-Pago (dijo don dientudo)
le corro esta tardecita
con un tiro de dos libres
por una vaca con cría.
-Don yaca... yo soy mujer,
¿va'darme la cortadita?
-Comadre, yo nunca niego,
la cortada es concedida.

Veedores jueron del caso
dos vidas de fama limpia:
un crestón aquerenciao,
y un sirirí de visita.
Don pacú sirvió'e rayero
con medio cuerpo en la orilla.

El tero salió a invitar
sin distinción de partidos
y el chajá volando bajo
mandó de chasque su grito.

Cayó ala de todos laos
y en tres capinchos ariscos,
venía el sargento carancho
con dos loros de milicos.
Cimbrándose don peludo
también a las bravas vino.

Se despejó el desplayao
-sin jinetes se corría-,
y largando de parao
con la cortada pedida,
en la primera del juez
metiéndole uña venían.

Changüiseaba el cola'e sierra,
la espiaba a doña tranquila
y un redepente l'entró
a ganar panza la risa.
-¡Póngale pata, comadre,
sáquese el rancho d'encima!
( Y ella, canchera, en silencio
pongo y ponga, siga y siga).

Como a los cincuenta metros
antes de tocar la liña,
la gallineta a los gritos
¡Tu Guacha!... ¡Guacha!... decía.

¡Lo vieran visto a don yaca!
se dió güelta como víbora,
rumbeó p'al lao del zanjón
gritando: ¡Mirá María
lo que dice esta mujer
de nuestra yacarecita!
¡Fijate si alzo la ropa,
seguro que se jué juida!
(Y doña tortuga, nada;
dele y dele, siga y siga).

Cuando él volvió pa las canchas
'taba la cosa que ardía;
se alzó en la cola a lo loco
afoforando las vistas,
y rajuñando la arena
haciendo surco venía.

-¡Puesta!... ¡puesta!... ¡puesta!... ¡puesta!...
a una guinea se oía,
que se vino de curiosa
de la ranchada vecina.
-Si... si... si... rirí... rirí...
el siriaco discutía.
-No... no... no...no... no... no...
el cumpa crestón hervía.

Y cuando se armó el bochinche
lo buscaron al rayero,
que sin calentarse mucho
'taba tranquilo comiendo.
-No... no... no... dijo el pacú
tiene que hacerse de nuevo;
me han yamao pa porquería
y yo soy pescao derecho.
La cosa no está bien limpia,
lo han trampiao al cumpa viejo.
¡"Chancho'el agua"! le gritaron
pero él siguió discutiendo.

Endureciendo la boca
don capincho entró al rodeo;
y pelando el de la ley
metió'e filo el verde chueco,
cuando lo vido sin plumas
al carancho su sargento.
¡Lo hubieran vista enojao
en un desparramo'e dedos
gritando: ¡Pague don yaca
porque le han ganao derecho!

Protestó al cuete el dientudo
pero entregó la con cría.
S'hizo una linda con cuero
y el pago entero comía.

Dicen que doña tortuga
le dispara al cola'e sierra,
y que dende aquel cotejo
pone su huevo en la arena.

Sepan señores pensar
pa sacar limpia esta cuenta:
no hay meyao que no se quiebre
topando contra las hembras.

¡Pobre el cristiano que corra
por fe que en sus tabas tenga
sin calcular lo que valen
enyuntadas las poyeras!
Apriendan del yacaré
cómo se pierden carreras.
...................................
-¡Quién la ve a la tortuguita!
-No, si lerdear es ventaja.
-Mirenló po ande se ataja
el ligero p'al porrón!
-¡Quéche otra carta al montón
el dueño de la baraja!

La libertad

Con el lomo de la zurda
limpió su boca al dentrar;
carraspió pa l'afirmada
y sobre el camalotal,
abrió jaula musiquera
y atropelló con zorzal:

“Vivo en el ala´el chajá
y en la garganta del tero;
soy zambullida´e biguá,
correntada´e Paraná
y un camalote viajero.
Soy la que soy, compañero.

Nube en marcha es mi contento
y un redomón desbocao,
y un alarido a los vientos,
y el cabecear cachaciento
del dormilón embalsao.
Iré si quiere, a su lao.

En las copas hago nido,
me desparramo en gramilla;
soy sol que siempre ha salido
-por mal tiempo que haya habido-
y que para siempre brilla.
Soy bandera, amor, semilla.

Voy ande un tape reclama,
lo abandono si se achica.
Más nombrada que la máma,
soy en el rancho una llama
"para quien la tierra es chica".

Por mí han sufrido varones
y han padecido mujeres;
pólvora ardió en nubarrones
en mil bravos encontrones
por defender mis quereres.

por buscarme, alza el paisano
en ancas a la chinita,
y por mi juercea el gusano
buscando hacia arriba ufano
cambiao en mariposita.

Se podrán quemar tus montes,
se podrán secar tus ríos,
pero yo en cualquier apronte
siempre sobre el horizonte
brillante para lo míos.

Agua y agua y agua y agua,
cielo y cielo y cielo y cielo,
y un sol entre arroyo y nube
prendido del firmamento,
formo la blanca y celeste
bandera novia del viento.

Mi diana está en el chajá,
mi ronda la hacen los teros;
soy garza en la inmensidad,
pabilo en la oscuridad,
y empuje en los entreveros.

Me alzo en escuadra ´e crestones
y silbo en la bagualera,
y ardo en los ojos tristones
del indio en las oraciones
de su raza que me espera.

No conozco voz de mando,
nací con la humanidad.
Si me anda necesitando
aquí me estoy presentando:
me llaman LA LIBERTAD.

(Foto de Mocobíes)

Quisiera ser...

(Foto de don Eleodoro Marenco)

Quisiera ser el bordado
de tu blusa corralera,
el festón de la cimera
hecha de hilo plateado,
el monograma calado
que luces en el pañuelo,
la florcita color cielo
que va a tu ojal prendida,
y el alivio de la herida
que te marcó el desconsuelo...

Quisiera ser la bordona
de tu guitarra querida
y ser la endecha sentida
que sus seis hilos entona;
la nota suave y dulzona
que arrancas al encordado,
la cinta que has añudado
a su garganta armoniosa
y el pimpollito de rosa
con que la has engalanado...

Quisiera ser en tu vida
tu voluntad y tu antojo
y lo mismo que el abrojo
ir a tu suerte prendida;
ser la verbena florida
que arrancaste en la loma;
volar como la paloma
para siempre acompañarte,
brisa para acariciarte
y flor para darte aroma...

(Foto de Verbena Bonariensis)

Sobre la vida...


La aurora: sobre el camino
va con un paso cansino
retirándose la sombra.
Pinta en colores el cielo,
y la luz se echa en el suelo
sobre la florida alfombra.

Todo es quietud: una calma
dulce, va llenando el alma
de la pampa adormecida.
Y se cuaja sobre el monte
el sol, que en el horizonte
se va desangrando en vida.

Todo es luz: entre los cerros
se oye sonar de cencerros
hilvanando la distancia.
-Finge presos entre rejas
una majada de ovejas
en el corral de la estancia.

Todo es cantar: los zorzales
desgranan sus madrigales
embalsamados de aromas.
Y en un silvar suave y lento
van como arriando un lamento
las perdices en las lomas.

Todo es amor: la enrramada
es una jaula dorada
con barrotes de ilusiones;
en donde los mil gorjeos
van avivando deseos
de amor, en los corazones.

Todo es color: los jardines
son sábanas de jazmines
por los rosales bordadas.
Mientras los sauces llorones
mojan sus verdes crespones
entre las aguas plateadas.

Todo es trabajo. El arado
sobre el suelo ha dibujado
el surco noble y fecundo:
y en las manceras, las manos
se hacen cruz por los hermanos
que están sufriendo en el mundo!...
..................................

Cambia el cuadro. La oración:
sobre la inmensa extensión
se desparrama la noche.
Se refleja en la laguna
la ténue luz de la luna
que abre su plateado broche.

Todo es calma. Los arroyos
acarician los escollos
que se han dormido en sus cauces.
Juegan a las escondidas
luciérnagas encendidas
en las ramas de los sauces.

En penumbras. La lechuza
con sus chistidos azuza
a las sombras del camino.
Y se agacha y se apretuja
la parva, como una bruja
preconizando un destino.

Hay mas sombras. Una estrella
para parecer más bella
está avivando su brillo.
Y se escucha a la distancia
el cantar de la abundancia
que lo silabea un grillo.

Todo es paz. Solo las ranas
ponen sonar de campanas
en la capilla del bajo.
Y sobre el surco fecundo
que elabora el pan del mundo
se acuesta y duerme el trabajo!...

El camino hacia la muerte del viejo Reales (fragmento de Película)



"Voy a cantar una copla
por si acaso muera yo,
porque nosotros los hombres
hoy somos mañana, no".

Tucumano soy señores,
alimentado con penas,
mi tierra es caña de azucar
pero tan solo por fuera.

Copla de copla robada,
tu robo se ha de saber
por andar de boca en boca
no te podás esconder.

Yo he buscado tu camino
recorriendo este lugar,
viajando a la tierra adentro
hasta poderte encontrar.

Con el permiso señores
aquí les dejo mi voz
para que ande viento arriba.
y no se muera en mi boca

Moza


Moza de dulce mirada
y de trenza renegrida
que muestra como una herida
su boquita colorada,
que lleva como cuajada
una lágrima en sus ojos,
la de los suaves sonrojos
cuando le dicen de amores:
la que se adorna con flores
para saciar sus antojos.

Morochita quinceañera
que en un querer se consume
y va exhalando el perfume
de un ocaso en primavera;
lucesita tempranera
que va alumbrando mi "güeya";
la que le robó a una estreya
sus resplandores divinos
y la que ensaya en sus trinos
en una triste querella.

La que en su vaivén inquieta
un deseo contenido;
la que ondula en su vestido
suaves giros de veleta;
la que se baña en la quieta
placidez de la mañana,
la que en sus labios de grana
pinta una sonrisa grata:
la que de una serenata
hizo reja en su ventana.

La que en mimos seductores
le quitó ritmo al jilguero
y a la sombra de un alero
se los dió a los payadores,
la que aguarda con temores
la palabra prometida,
la que en una despedida,
embriagada de embeleso,
puso en sus labios un beso
y en ese beso... la vida.

Para realizar tu belleza
tiene arrullos la paloma
verdores luce la loma
y las flores su pureza;
el cantar tiene tristeza
y la pasión un anhelo;
para una pena, un consuelo,
y para mirarte en ella
tiene brillantez la estrella
en el oscuro del cielo.

Y por tu canto hechicero
que va sembrando pasiones,
se afilaron los facones
prontos para el entrevero.
Tuvo ausencias el resero
de tu figura exquisita;
hubo rumores de cita
en la noche silenciosa
y hasta fue más armoniosa
la voz de la vidalita.

Este es mi rancho


Una tranquera abierta... Buena amiga
que convida al viajero cuando pasa;
para dar una tregua a su fatiga
basta seguir la güeya de esta casa.

Un fogón donde siempre aviva un leño:
una sonrisa pa'l recién yegado;
un catre limpio que repara el sueño,
un mate, una gayeta y güen asado.

Pasto pa'l mancarrón en un potrero
donde el abrojo no ha dejao'semiya,
y pa'que no trabaje el forastero:
hay un mensual que larga y luego ensiya.

Un porrón de giñebra... Sombra'e parra
pa'disfrutar así mejor la calma;
seis sones hecho amor en la guitarra
que invita siempre a poner el alma.

Y nunca hay plazo pa'la despedida:
-la voluntá es ley en cada caso-
y enyegando la hora'e la partida
se pone un "hasta siempre" en cada brazo.

Y si puedo doy todo lo que tengo
pa'procurar que todo sea halago.
¡Forastero!... Y ahora te prevengo:
¡En esta casa no se aceta un pago!...

Palabreos pampas

(Pintura: "Capataz" de Federico Reilly)

A don Amadeo Desiderato
EL CAPATAZ


No he de dar un tranco atrás
aunque la suerte matrera
me dentre apretar bajeras:
-no al ñudo soy montarás-
Le escribo ésta al Capataz
y no se ufienda, si digo,
que puede contar conmigo
pa cualesquier entrevero,
y que ande usté deje el cuero
sabrá dejarlo este amigo.

Amigo dije... ¡Amalaya!
quisiera mi buena estrella
toparme siempre en la güeya
con varones de su laya.
Sé cuanto mide su taya
del chambergo hasta los pieses,
lo sé hombre sin dobleces
ni mezquindades ninguna,
lo sé escaso de fortuna
pero rico en altiveces.

Pobre y altivo... quien luce
ese don como penacho
difícil es que otro macho
le pueda salir al cruce.
En lo parejo del tuce
se ve el filo'e la tijera,
y aunque parezca soncera
esta verdad no le asombre:
quien se aprecia de ser hombre
hace pata-ancha ande quiera.

Lo sé güenazo y senciyo
por donde quieran tantearlo,
pero ardedor como marlo
y guapo como cuchiyo.
Sé que pa darle al colmiyo
el gusto, en cualesquier fuego
se le atraca al primer ruego
y entra a pegarle sin asco,
y sé que también el frasco
se priende si se da el juego...

Sé que usté no se calienta
ni ensartao a un asador,
pero eso sí roncador
como trueno en día e tormenta.
Lo conozco por las mentas
y lo sé noble y sincero,
lo sé todo un cabayero
sin vuelta de hoja ni embroyo,
como le cuadra al buen crioyo
versiador y guitarrero.

Disculpe el alabanceo
que le hago sin conocerle,
pero quiero agradecerle
su recuerdo y su apreceo.
Mi intención y mi deseo
fue cantar... mas, no han podido
mis dedos entumecidos,
darle acento al diapasón.
Soy como pato silbón
que me gasto en un chiflido.

Yo nací pa ser boyero...
por eso mi tranco es largo:
descanso cuando un amargo
le hace buya a mi garguero.
Usté me nombró puestero
y acepto su ofrecimiento,
mas, si no doy cumplimiento
déjeme libre el camino,
que acuestas con mi destino
he de seguir mi andamiento.

Adiós, pues... y hasta más verlo,
que pronto se cumpla el plazo
pa que en un encontronazo
se me ofrezca el conocerlo.
Que no deje'e protegerlo
con su gracia el Hacedor
a quien es merecedor
por güeno, leal y paisano
y vaya esta... la mano
de un seguro servidor.

Su aparcero
Enrique Uzal

De palo a pique


Rodeao de un cardal espeso
con la altivez de un cacique
un corral de palo a pique
está enfrentando el progreso.
La luna siempre algún beso
le deja, muy cordialmente,
y él con guapeza creciente,
va desafiando al destino
como un soldao argentino
que está gritando "presente".

Aunque hoy está solitario
su gloria salta a la vista,
porque el gauchaje fue artista
en tan campero escenario.
Sobre el chiripá ordinario
vió las rastras de botones,
y en cantidad de ocasiones
vió entre gauchos superiores
patrones muy pialadores
de igual a igual con los peones.

Para él no fueron ajenos
el torido de los perros,
los relinchos, los cencerros,
ni la coscoja en los frenos.
Supo de pingos muy buenos
y lazos que se cortaron;
de toros que lo pecharon
como adversarios temidos,
ya que en sus palos torcidos
muchas guampas se chairaron.

Por más que allí el domador
de su arte dejara un sello
parece que a todo aquello
se le ha quietado el valor.
Y aunque tenga a su favor
todo un pasado florido,
allí entre un cardal, perdido
como una reliquia pampa,
se va cubriendo su estampa
con nubarrones de olvido.

(Pintura: Armando Repetto)

Vieja estación "La Pastora"


A "La Pastora" querida
vieja estación clausurada,
hoy tenemos derrumbada
por caprichos de la vida,
al encontrarte vencida
yo te brindo este homenaje:
está llorando el paisanaje,
sentimos el sacudón,
lo que ayer era estación
hoy es un triste paraje.

Hoy te canto dolorido
mi humilde improvisación
porque existe una razón
al ver todo destruído.
Yo que a vos te he conocido
con los galpones repletos,
no se ve ni el esqueleto
de lo que antes era un andén
si hasta los rieles también
se perdieron por completo.



Ya no está el embarcadero
pa'nuestra ganadería
que por medio de las vías
se llegaba a matadero,
aquellos tarros lecheros
que la crema transportaban,
gayinas, pollos llevaban
productos de "La Pastora"
sudor de muchas señoras
que con orgullo cargaban.

Qué tiempos cuando corría
el tren entre dos ciudades,
no existieron tempestades
que su marcha pararía.
El silbato se sentía
anunciando que llegaba,
en el andén se juntaban
pa'ver el tren, lindas mozas,
pero más que por otra cosa
algún gauchito buscaban.

También la correspondencia
entre el Azul y Tandil,
cuando había ferrocarril
recibíamos con urgencia
telegramas con frecuencia
con la noticia formal;
hoy pa'agravar nuestro mal
cuando muere algún pariente
si salimos muy urgente
llegaremos al funeral.

Hoy los boliches quedaron
mirando donde no hay nada
yuyo y paja colorada
con progreso nos mandaron,
comentan que el tren sacaron
por pérdidas que dejaba...
yo sé muy bien, se agotaba
los tramos de ese galpón
desde el fondo hasta el portón
nuestro cereal se guardaba.

Tal vez los que la sacaron
ignoran su procedencia
cuanto sudor y pacencia
sus terraplenes yebaron,
con carretillas juntaron
la tierra de las cunetas,
cosas que hoy naides respeta
fuerza de brazo y riñones,
no hacían patria con cañones
y hacían patria: con barretas.

No quisiera molestar
a nuestras autoridades
que escuchando estas verdades
se pueden incomodar.
Mi consuelo han de escuchar
en esta improvisación,
quizá sin mucha razón
yo cante de dolorido
soy un hijo que ha querido
honrar mi vieja estación.



Sobre el camino viejo

(Pintura: Justo Errecaborde)

Cada vez que en un arreo
me ha tocao salir en viaje
llegando aquí, a este paraje,
más pensativo tranqueo.
Por más que pegue un rodeo
solo un recuerdo barajo,
y así mi mente me trajo
al boliche "La Neblina",
cuando estaba en esa esquina
que hoy quiere venirse abajo.

Cada domingo un gentío
desde temprano atracaba,
y entraba a correr la taba
como hoy el recuerdo mío.
Y ha cáido tanto rocío
desde entonces a esta fecha
que si a su gusto me pecha
la luz de aquello vivido,
también me sopla el olvido
pa hacerme apagar la mecha.

Cuenta la gente más vieja
con palabras muy sentidas
de las carreras corridas
en su cancha bien pareja.
De a poco, el pasao se aleja
cada vez que el sol da un giro,
pero si a lo lejos miro
creo ver los días lejanos
cuando caiban los paisanos
con parejeros de tiro.

Ahí fue lugar de payadas,
de trucos, vueltas de copas,
y fue parada de tropas
en épocas ya alejadas.
Capataces y peonadas
caiban que era una delicia,
y en cada ocasión propicia
llegó el hacendao pudiente
como el que tuvo pendiente
sus cuentas con la justicia.

No se borra en mi memoria
que ahí ví peliar una vez
al sordo Ambrosio Valdés
y al finao Silvano Coria.
Nunca supe por qué historia
se había enredao el ovillo,
pero a punta de cuchillo
quedaron entre la gente
Coria cortao en la frente
y Valdés en un carrillo.

Boliche al lao de la senda...
que en carácter transitorio
hasta ofició de escritorio
en un negocio de hacienda.
Muy pronto se hará leyenda
perdido en la lejanía,
y como ya su alegría
se fue tranquiando en un lerdo,
dejé maniao mi recuerdo
pa que le haga compañía.


Apariencias



La cuestión me entró a gustar
una tarde yoviznando
qu’iba un picazo montando
con dos galgos a la par;
áhi fue que al atropeyar
una liebre, en la ocasión,
noté despierto en la ación
al redomón de bocao,
y cuando estuvo enfrenao
lo entré a cuidar a galpón.

No mañerió pa’ comer
ni siquiera el primer día.
Yo bien chaireao lo quería
pues pintaba pa’ correr;
una tapa le hice hacer,
el pelaje entró a cambiar,
lo sacaba a caminar
de mañana muy temprano
y ya herrao de pata y mano
también aprendió a parar.

Con Panchito, mi muchacho,
le mandé a decir a Lara
que venga ni bien aclara
pa’ ponerlo frente al ‘tacho’.
El picazo vivaracho
bien ceñido, atutanao,
más me dejó entusiasmao
cuando Lara lo tendía
y con la contra tenía
‘un diecinueve’ aliviao.

Fue un domingo luminoso
antes que apriete’l calor
que’n un moro escarciador
salí pa’l pueblo, dichoso;
cabrestiando muy airoso
iba mi picazo atento
con un trotecito lento
a lo lejos divisaba,
y al verlo así aparentaba
de poder ganarle al viento!

Y entre copa y cigarriyo
estando ayí en las cuadreras
me desafió un tal Contreras
con pingo doradiyo;
nos arreglamos senciyo:
la bandera de parao,
trescientos metros clavao,
la cancha, el peso, el rayero
…y la sorpresa, aparcero
fue perder lejos… cortao…!

Después, al atardecer
medio en el trago bandeao,
montando el moro ensiyao
pa’l rancho quise volver.
Me costaba comprender
al picazo en forma lenta,
y ya sacaba la cuenta
que no iba a pedir revancha.
¡No siempre se ve’n la cancha
lo que’n el campo aparenta!

Si hablamos de jinetear


En esta verde llanura
que la natura nos presta,
el gaucho se manifiesta
ante un pingo y su bravura.
Raza de criollos bien pura
de éste mi suelo querido,
costumbres de un tiempo ido
que en cada tiempo renace,
porque si con gusto de hace
jamás queda en el olvido.

El calzarse las espuelas
no es pa cualquier montador,
si el pingo es corcoveador
ahi se nota si hubo escuela
pues son bravas las secuelas
después de un golpe machazo,
el hombre qu'es baquianazo
asegura cuando engancha,
y al salir abriendo cancha
es cintura, pierna y brazo.

Para el jinete primero,
si el pingo no tiene cerda,
con el tropillero acuerda
un tientillo pescuecero;
igual hay que ser campero
porque eso no da ventaja,
cuando sale nadie ataja
y ahí se ve la condición,
si el hombre es de buen garrón
no cualquier chuzo lo baja.

Si es con grupa la cinchada,
bien firme debe quedar
pa'que no vaya a pasar
por la cruz en la torada;
ahi la suerte queda echada
ya de ganar no hay manera;
si es con bastos y encimera
que es una monta elegante
es por demás importante
medir riendas y estribera.

También se tienen en cuenta
que no es adorno el rebenque,
porque al salir del palenque
se ve el jinete de menta
cuando la lonja le asienta
largando preciso el chirlo
y también hay que decirlo
pa'l que sale especulando:
si va solo revoleando
el fallo es pa'discutirlo.

Ir jineteando sentao
es estilo tradicional,
donde se ve sin casual
al hombre capacitao,
procurando no ir ladeao
para seguir el compás,
va demostrar que es capaz
cuando recorra un buen trecho,
y al beyaco con derecho
le ganará siendo más.

Sin riendas



Me agrando en la partida
estando entre gente criolla,
si zumban trenza y argolla
me pongo alerta enseguida.
De los piales de la vida
no creo salir orejano,
pero le advierto paisano
por las dudas, por si acaso:
puedo volver por el lazo
en el medio del pantano.

Mi genio es medio mansón
pero adentro del corral,
no me han de poner bozal
aunque tengan precaución.
Puede ser mi andar sobón
y si tengo una agarrada
vi'a evitar la palenqueada
con el ojo bien despierto,
como el toro en campo abierto
tan bien tengo atropellada.

No se donde está mi fin
pero con aguante intento,
galopear en contra'el viento
como el indio pa'l fortín.
Acostumbrao al trajín,
sabiendo lo que he sudao,
varias leguas he tranqueao
por eso es que no me asusto,
siempre marchando a mi gusto
a naide le he cabresteao.

Miro donde vi'a pisar
si no conozco el terreno,
y estando en pago ajeno
trato de no costalar,
me marcó el destino andar
con mi querencia en La Plata,
siguiendo la cabalgata
no busco provocación,
suelo estar en un rincón
descansando en una pata.

La más campera de todas



Por detrás de la lomada
en un rodeo de cardales,
entre muchos animales
se organizó jineteada,
saludando a la alborada
un sol lindo se asomao,
un chancho negro fajao
capatacea la maroma,
y no es pa jugarle a broma
con el facón que se ha echao.

Y sin andar con espera
un perro y un benteveo
realizaron el sorteo
de la forma más campera:
todo es basto y encimera,
categoría muy vistosa,
un loro enrieda la cosa
porque monta no le han dao,
y a los gritos, remamao
fue encerrado en una choza.

El que anima es un tero
descolorido y enclenque,
pero atento a los palenques
improvisa bien campero;
un toro pampa altanero
les va a oficiar de jurao
¡qué compañero se ha echao!
si es el tordo renegrido,
jinetazo en tiempos idos
con muchos premios sacao.

Y a las diez de la mañana
con un tremendo enganchón,
salió a lo grande un ratón
empecherando a una rana,
iba saltando con ganas
afirmada en la contienda;
el ratón para que aprienda
le pegó un grito sonriente
pero perdió hasta los dientes
al cortársele una rienda.

Al palo dos lo describo
porque hay un criollo genuino
y es el curtido zorrino
que está montao en un chivo.
Entró a tirar los estribos
al pegar un brinco fiero,
el chivo con mucho esmero
lo acarriaba pa'delante
y el zorrino iba elegante
de cola como un plumero.

Como pidiendo un barato,
de cresta con mucho vuelo,
un gallo de los piguelos
levantó p'arriba un gato;
se volió pero en el acto
salieron entreveraos
el gato como estaquiao
se jugó las siete vidas,
y dicen que en la venida
el gallo lo había charquiao.

En horas del mediodía
se churrasquió de lo lindo
y en el brillo del domingo
parejo el vino corría,
un mono con simpatía
hizo derroche de humor
cayó un grillo decidor
y un zorzal muy inspirao
dejó bien representao
al canto del payador.

Y ya a la tarde, un carancho,
rumbeó pa'l lao del palo
donde estaba un zorro malo
para engrampar con los ganchos;
salió confiao el carancho
jinietando al campo raso,
tiraba a gusto el hachazo
y el zorro como jugando
las riendas le fue entregando
pa'sacarlo en un jetazo.

Un sapo en un vizcachón
se enhorquetó decidido,
de revoleo ha salido
y fue grande el apretón.
El caballo vio la acción
y dijo un cuis de pasada:
que fue en otra jineteada
donde anduvo el sapo pillo
defendiéndose a cuchillo
por las espuelas trabadas.

De sombrero requintao
montaba un chimango tuerto
y más de uno lo vio muerto
al quedarse enganchao,
pues el puma lo ha arrastrao
cuando no zafó el estribo,
y dos ñanduces altivos
que estaban apadrinando,
muy juntos atropellando
lo pudieron sacar vivo.

Un chajá de palenquero
con grapa se había mamao
y el ciervo fue mal largao
al no pedirlo el hornero.
Vino un peludo mañero
con el rebenque dao vuelta
pero de forma resuelta
el chancho de capataz,
pegó el grito: "¡Echá pa'trás!"
y ordenó una nueva suelta.

Se cumplió la jineteada
al llegar la tardecita
y estuvo linda la cita
por detrás de la lomada
quedaron las rastrilladas
en ese suelo Argentino,
hubo aplausos pa'l zorrino
cuando cobraba el primero
y de aquél gaucho entrevero
cada cual buscó el camino.

Por el mismo rumbo



Dos caballos y un destino:
nacieron pa reservaos
después que fueron probaos
salen juntos al camino.
Corazón criollo argentino
yunta del pago ranchero
sus nombres fueron primero
resaltando algún afiche:
uno se llamó "El Boliche",
el otro se llamó "El Resero".

Unidos por ley primera,
su padre fue "El Comisario",
animal taita corsario
que no lo andaba cualquiera.
"Santa Elena" el campo era
donde ellos retozaban;
a tantos pueblos llegaban
en encuentros de domingos
y ante otros buenos pingos
su condición destacaban.

"Boliche" punto'e reunión
de toda la paisanada,
donde hablan de jineteadas,
costumbres y tradición.
Motivo'e conversación
fue el pingo overo gatiao,
el lunes que habían pasao
fiestas famosas de plata
y con él José Zapata
dos autos se había ganao.

Del "Resero" bien se habló
arriando premios pa'l rancho,
dándole prestigio a Juancho
a la fiesta que llegó,
corcoveando se brindó
p'aquél que pagó la entrada
y el que copó la parada
en el alazán overo
tenía que ser campero
para contar la ganada.

Entablados con la hazaña
dende el palo abriendo cancha
como "El Gato" y como "El Mancha"
ellos tienen su campaña.
Pero la historia se empaña
por lo triste y verdadera,
la fiesta en Suipacha era
donde el destino depara
a la muerte que acoyara
dos figuras bien camperas.

Y es más grande la amargura
cuando le toca primero
cerrar los ojos al "Resero"
la causa: una quebradura.
El daño de la diablura
vino a acrecentar el mal
porque un cólico renal
al "Boliche" lo vencía
y enlutado se perdía
beyaco instinto animal.

Dos bozales en un gancho
y en silencio una tijera
forman una paz campera
dende "Monte" y hasta "Rancho".
A lo largo y a lo ancho
pisaron con toda la pata
junto a Polio y a Zapata
nació mi verso inspirao,
honor a dos reservaos
que el sentimiento desata.

"El Boliche" y "el Resero"
con tanta significancia
dejaron su relevancia
en el ambiente campero
jinetes y tropilleros
llevan orgullo consigo,
padre, hijo, hermano, amigo
se trenzaron pa'un consuelo
con dos pingos rumbo al cielo
y las estrellas de abrigo.

domingo, 22 de abril de 2012

Mal vicio

(Pintura: Molina Campos)

En el boliche, enfrenao,
entre otros, allí en hilera,
con santa paciencia espera
un tordillo mal tuzao.
A más del pobre recao
la dejadés que lo araña
lejos de ser una hazaña
va diciendo que el patrón
no tiene más ambición
que el darse entero a la caña.

Será tal vez el destino
o alguna gran amargura...
que al no haber hallado cura
lo lleva por mal camino.
Pa darse al trago dañino
cualquier momento es propicio,
y aunque es domador su oficio
-muy acreditao, por cierto,
lo espera un final incierto
bajo el dominio del vicio.

Arrimao al mostrador
la caña, como un regalo,
suele convertirlo en "malo"
y hacerlo provocador.
Con palabras sin valor
sabe expresarse imprudente,
pero algún hombre decente
lo obligó a cerrar el pico
retándolo como a un chico
delante de mucha gente.

Cuando al palenque endereza
al final de la partida
con la mirada perdida
arrastra el poncho y tropieza.
Luchando con su torpeza
renegando se impacienta,
y cuando a caballo mienta
ni sabe pa ande rumbiar
pero a su rancho irá a dar
porque el tordillo lo orienta.

Aquí se vende una vieja


Animal zonzo el cristiano
cuando lo pica el amor
y le agarra una calor
de las patas hasta las manos.
Yo que siempre fui paisano
medio bruto pa'expresarme
me toca enamorarme
de la hija de una viuda
que cosa más peliaguda
no quisiera ni acordarme.

La moza era redomona
los primeros entreveros,
yo dije en cuanto puedo
yo le ofresco la persona.
La vieja era baquianona
se me sabía aparecer,
siempre se venía a meter
y ofrecerme de relevo
-"Andá nena a juntar huevos
al mozo lo viá atender"...

Y se empezaba a decir
y acordarse del finau:
-"tan bueno, tan apreciau
y se tuvo que morir...
Así no puedo vivir",
decía con desesperación:
"Búsqueme una solución!",
comenzando a lagrimiar
"lo que más suelo extrañar
que me falta la ración..."

Qué escena conmovedora,
se quejaba con razón,
se ma partía el corazón:
tenía hambre la señora.
Tanta gente bienhechora
que por hay debe haber
yo no puedo comprender
me pregunto y no me explico
viviendo en un país tan rico
que no tenga que comer...

La vieja yena de alajas
y con la panza chiflando,
yo le estaba desconfiando:
ésta en fino me trabaja
si pide plata y me faja
viá observar el movimiento
que no me engañe con el cuento
y aproveche la blandura
dice que a la carne dura
le encuentra más alimento...

Por hay a las escapadas
me topé con la muchacha,
la atropeyé a lo vizcacha
y le largué la perrada.
Se puso muy colorada,
no sabía que contestar
me dijo: "lo via pensar,
veremos si mama quiere",
-"no preciso dos mujeres
si con una va sobrar".

La muchacha me aceptó
y enseguida casamiento
pero empezó mi tormento:
la vieja se me acopló.
El comando lo tomó
y comenzó a sargentiar,
yo me tengo que cayar
pero lo que más me indigestó
que a la noche se acostó
muy oronda en mi lugar.

Yo pensé donde me acuesto
echarme arriba'e la vieja
pero era tan despareja
que iba a dormir muy molesto.
Es por eso que protesto
y creo que tengo razón,
haré una publicación
con letra grande y pareja
"AQUÍ SE VENDE UNA VIEJA
O SE COMPRA OTRO VARÓN".

Sentencias para el jinete



Perdone amigo jinete,
no lo quiero incomodar,
mas dentrando a comprobar
que va a jugarse el pellejo
por ser un poco mas viejo
yo lo quiero aconsejar.

El que nació rumbeador
conoce bien su camino
y su usted eligió el destino
en esto de jinetear
no se me vaya a achicar
que pa'lgo nacio argentino

Se que el chuzo es mañero,
fijese muy bien en lo que hablo,
pero no le alfoje ni un saldo
cuando empiece a bellaquear
que si no lo va a volcar
lo mesmo que taza e´caldo

A golpes se hacen los hombres
dice un refrán conocido
aqui no se pide "pido"
como jugando a la mancha
y si es que le sobra cancha
ese flete es pan comido.

Si juegan plata al caballo
yo quiero ocupar la banca
y aunque es bravo cuando arranca
pa´mi el mozo deja el pingo
como pa´juirse el Domingo
con una china en ancas.

Don Martin Fierro decía
cosas que no hay que olvidar
y hablando de jineteada
les va la verdad mas sana:
"no pinta el que tiene ganas
sino el que sabe pintar".

Sin embargo a ese caballo
los elogios no le mermo
y alabando no me duermo
asi que afírmese al basto
sino usted va a comer pasto
lo mesmo que perro enfermo

Y ya que esta enhorquetao
un consejo le voy a dar
cuidese de ese bagual;
meta lonja sin cachaza
golpeando mucho la maza
sale mas sabroso el pan.

No le tenga miedo al miedo
que el miedo no es de varones
y afirmese en los garrones
igual que abrojo en la lana
y ha de recibir mañana
halagos y ponderaciones

Mírele bien la cabeza
cuando salga el animal
no vaya ser pa´su mal
que la contra lo persiga
y usted quede raiz pa´rriba
como planta en temporal.

Yo he visto a mil montadores
andar como en una silla
y me viene de perilla
decirle al verlo en el potro
que también he visto a otros
rodando por la gramilla.

Cuídese y hache parejo,
no le ande con medios días,
metale azote enseguida
y ande se quería volear
échele el dos sin pensar:
disparar no es cobardía.

Si sale muy endiablado
no le abra ni por asomo
que su cuerpo sea un plomo
cuando empiece el revoleo
sino va a dar por el suelo
con todo el ancho del lomo.

Y aura... aura puede revolear
meta espuela hasta el pigüelo,
dele lonja sin recelo
y demuestrele a ese chuzo
que por algo Dios lo puso
a vivir en este suelo.

Y no se achique por nada
cuando se estire el ladino
el triunfo sera el camino
cuando termine este enriedo
¡que nunca afloje por miedo
ningún Jinete Argentino!

Ventajero



Me han dicho, pero no se
que es regular pa'l cuchillo;
de Dolores al Tordillo
no hay rivales para usted.
Vaya preparándose
hoy lo he venido a probar
pero no piense en sacar
conmigo ninguna ventaja...
Apriétese bien la faja
si es que me quiere marcar.

Mi nombre es Cipriano Lara
del pago de Guaminí;
soy el tata del gurí
que usted le marcó la cara.
Me gustan las cosas claras
como a todo caballero.
Su fama de cuchillero
no me acobarda, Moyano,
si se conserva orejano
será porque es ventajero.

Yo tengo rayado el cuero
(siempre se rayan los machos)
y nunca marqué un muchacho
sacando el fierro primero.
Detesto a los ventajeros
y a los cobardes, Moyano.
Un momento, tenga mano,
no se apure por largar:
"No por mucho madrugar
se amanece más temprano".

Y ya peló una fariñera
como una cola de iguana
y me tiró con ganas
un hachazo a la sesera.
Me lo saqué de la pera
en el preciso momento
en que sentí como viento
una feroz puñalada...
Le cambié la pisada
y se cayó de angurriento.

Insistió con un hachazo
con las mismas pretensiones...
Me afirmé en los garrones
y lo aturdí de un planazo.
Me largó con todo el brazo
una débil puñalada
y le grité a la llegada:
-¿Dónde vas tan apurado?
y al trote pasó agachado
como cuzco a la carneada.

Tres veces quedó pagando
y no lo quise achurar.
Diez veces tiró a llegar
y pasó como campeando...
Yo lo peleaba esperando
que el caso se presentara
para marcarle en la cara
con mi fierro un barbijo
en el nombre de mi hijo
que lleva el apellido Lara.

Le puse el pecho'e carnada
pero le falló el anzuelo...
Me le tendí hasta el suelo
y aproveché la bolada:
de revés y en la quijada
le marqué al ventajero
un barbijo pa'l sombrero.
A mí me gusta arriesgar.
Es de cobarde marcar
sacando el fierro primero.

La tropilla de la suerte

(Pintura: Tito Saubidet)

Yo también tuve tropilla
de pelo oscuro, tapao,
un lunarejo manchao,
y la madrina tordilla,
sin ninguna mascarilla
ni con las manos vendadas,
como esa tan afamada
de estrellas y de lunar,
eran cuatro pa'cinchar
los muertos a sus moradas.

Con ellos, por vez primera,
lo repeché a mi patrón,
un tal Rufino Caldeón
dueño de las cortaderas.
Con ellos, en las cuadreras,
muchos pesos he ganao,
y a veces me ha tocao
andar con muy poca plata,
la confiaba a las patas
del lunarejo manchao.

¡Si me habrán dao alegrías
en distintas ocasiones!
¡Si habré ganao patacones
con mis pingos, Virgen mía!
Y allá, por mis correrías,
el gauchaje se hacía cruz
verme en plena juventud
correr en cualquier terreno,
y bolear bajo del freno
el más ligero ñandú.

Doce los oscuros tapaos,
negros como golondrinas,
una legua muy ladina,
mansitos y bien entablaos.
Hoy tan sólo me ha quedao
ese recuerdo querido
y siento como un latido
como lamento campero,
mi cencerro navarrero
repercute en mis oídos.

¡Grite, m'hijo!



Grite m'hijo que, a mi ver,
si grita de agradecido
es un hijo que ha cumplido
con la Patria y el deber.
El hombre, como la mujer
de este pueblo soberano
nació extendiendo su mano
para enseñar sin rencores
y morir por los colores
de la enseña de Belgrano.

¡Jamás eche al olvido
a quien no dio libertad!
Mire hijo para atrás
el camino recorrido...
Que hasta el mar embravecido
grita y relame las rocas;
cruje el árbol y en la copa
da sombra porque agradece...
Sólo los maulas y los peces,
mueren por su misma boca.

Enseñe, siga enseñando,
grite con todo su pecho.
Enseñar es un derecho
que se lo están reclamando.
Yo seguiré campereando
pues me honro de ser campero.
Hernández fue un consejero
y en su consejo me aferro...
por algo es qu'el Martín Fierro
se tradujo al extranjero.

A veces por madrugar
llegan los hombres más tarde.
El grito no es un alarde
si se grita pa'enseñar,
que nadies lo haga callar;
grite m'hijo con confianza,
el grito no es alabanza
y en mil razones me fundo:
Sarmiento se fue del mundo
pero dejó una enseñanza.

San Martín fue un consejero,
un cóndor, un Libertador;
un ejemplo de valor
p'argentinos y extranjeros.
Por eso, hijo, es que quiero
que grite junto conmigo,
la historia será testigo.
El grito es universal...
Murió gritando Cabral
por batir al enemigo.

Mi tropilla de mañeros


La tropilla que yo tengo
no es pareja ni de un pelo,
nunca sirvió pa modelo
y apenitas la mantengo.
Soy gaucho que voy y vengo
sin paradero tener,
y nunca he podido ver
otra igual en mi campaña
pues tiene todas las mañas
habidas y por haber.

Tengo un gateao con manchones
que compré allá en "El Remanso",
pa'tenerlo medio manso
le mezquino las raciones.
Porque es de esos mancarrones
que son mansos y tan flacos
pero se ponen beyacos
si uno los deja engordar,
el lomo empiezan a inchar
si le tocan los sobacos.

También tengo pa ensiyar
un alazán sobaquero,
que como sé que es mañero
cuando lo voy a cinchar,
lo suelo hacer estirar
para que no se me encoja,
como él por nada se enoja
y se queda satisfecho
pero al galopear un trecho
¡ya va con la cincha floja!

Y aunque ninguno me crea
soy dueño de un patas blancas
que me tira por las ancas
cada vez que se volea.
Y me las he visto muy feas
con un matungo azulejo
que aunque está bastante viejo
todavía se dispara,
cuando se cansa se para
y yo disparar lo dejo...

Tengo un zaino que jamás
se termina de amansar,
nunca se deja agarrar
y es coceador por demás,
¡pobrecito del que atrás
se le pare distraído!,
porque patea al descuido
y tira con las dos patas
y hasta hace temblar las matas
cuando pega un resoplido.

Y asentadón y mañero
tengo un pingo renegrido
que yo nunca lo he querido
vender porque es un regalo.
Si lo dejo atao al palo,
corta el freno y se lo saca,
rompe cabresto y estaca
y una vez, quebró un palenque
¡y pa qué gastar rebenque
el día que se me empaca!

Tengo un tobiano charcón
que espantadizo y esquivo
es patiador al estribo
y le gusta el mordiscón;
y mosqueador y sobón
tengo un malacara chico
que a veces, cuando le aplico
algún chirlo si lo monto,
ya sale cuando lo apronto
la cola como abanico.

Y es una yegua lobuna
la que tengo de madrina
de raza bastante fina,
cría de Hilario Laguna,
que el día que está con luna
naides se le tiene encima
y capaz que lo lastima
de un manotón a cualquiera
¡se pone como una fiera,
ni una mosca se le arrima!

Yo ya conozco tan bien
los pingos de mi tropilla,
que me sirven pa mi silla
aunque trabajo me den.
Siempre juntito se ven
porque nunca se dividen,
por ser criollo, no olviden
que soy capaz de un buen gesto
pero si nunca los presto
es porque no me lo piden.

Autor: lo estamos averiguando...

viernes, 20 de abril de 2012

El carro de carnicero

(Foto de carnicero, Buenos Aires 1888)


El grito'e tu conductor
va'nunciando la yegada
con carne recién carniada
o de la tarde anterior.
Patrón o repartidor
con su blanco delantal,
en un costao la inicial,
un gorrito algo ladiao,
el pañuelito anudao
y una flor en el ojal.

Si está el camino pesao
suele atarle un cadenero
o si acaso'tro tronquero
con balancín de costao.
Bajo el techo arredondiao
yeva las riendas atadas
y las carnes van colgadas
al costao, en las gancheras,
y algo fino en cajoneras
pa'clientas "seleccionadas".

El serrucho en la ranura
de la tabla-mostrador,
el enchapao de rigor
y cuchiya en la cintura.
Chaira de poca espesura
por lo vieja y desgastada,
la balanza descolgada
que la cuelga pa'pesar
(el platiyo es pa'guantar
y el pilón es balanciada).

Y tras haber despachao
lo solían invitar
pa'bajarse pa'matiar
o pa'que'chara un bocao.
Un resueyo valorao
pa'l de arriba y pa'l de abajo
y ya se pierde'n el bajo
rumbo a otro chacarero,
el carro de carnicero
cumpliendo con su trabajo.

(Carro pa transportar carne perteneciente al museo de Miramar)

jueves, 19 de abril de 2012

Manos rurales


Como si juera un aval
viá cantar en estas horas
a manos trabajadoras
de cualquier hombre rural.
Son las que s'echan un pial
sabiendo desempeñarse
y en yerras a programarse
tanto ensartan un capón,
o ensiyan el cimarrón
más lo que ha de presentarse.

Son güenas pa'l revoleo
si hay que salir a boliar
más cuando se ha de amansar
muy tiernas al manoseo.
Rudas cuando el tironeo,
sabedoras de una treta
pa'la mordaza que aquieta
y suaves pa'l cuero'e lujo,
que a unos tientos redujo
tras de darle a la maceta.

No son mancas si hay que hachar
en cualquier invierno crudo
y han hecho el trabajo rudo
con la'huja'e deschalar.
En tiempos de cosechar
muy ligeras al coser
y supieron desprender
pa'hombriar, aqueya maleta,
y a la bolsa, bien completa
en las juntadas de ayer.

A la pala y al pisón,
a la hoz como la'zada
lo mesmo que una orquiyada
no mermaba el apretón.
Supieron de un estirón
hacia cualquier alambrao
y otras veces han cavao
-si en la yanura se acampa-,
esa'stuta estaca pampa
atando el cabresto usao.

Ataron las herramientas
más también las manejaron
y al rancho lo levantaron
en muchas jornadas lentas.
Se'stendieron, muy atentas
al saludo rispetuoso;
eyas hicieron el pozo
pa'l agua de cada día,
y aplaudieron de alegría
algún artista virtuoso.

Defendieron a su dueño
a ponchazos y a facón
-si se cruzaba un matón-
poniendo el mayor empeño.
Habrán firmao algún sueño
de compra o de casamiento
y pa'tajar algún viento
plantaron una'rboleda,
siendo caricias de seda
pa'un gurí en su nacimiento.

Eyas son las que ordeñaron
e izaron una bandera
o bajando en la cuadrera
y en el invierno carniaron.
Despacito emparejaron
el tuse del dominguero
y castraron a potrero
o a campo abierto curaban,
y a su pareja tomaban
en el bailongo campero.

Barajas, bochas y taba
han sabido de sus dedos
sin las misturas o enredos
que'l fuyero utilizaba.
Otras veces musiquiaban
en la viola o verdulera
y en la cocina campera
ande más se suavizaron,
era cuando acariciaron
a su noble compañera.

Un hombre ansí (don Paulo)

(Foto: gentileza Diario El Litoral)

Seguro que'n barco vino
y acaso juera polaco
o tal vez ruso o austriáco
pero al fin, jue un argentino.
En vestimenta, genuino,
chambergo, faja, bombacha
le daban paisana facha
de habitante de'ste suelo,
y de alpargata y pañuelo
e inmejorable su tacha.

Ayí en su rancho vivía
siempre solito nomás
y en paraje que además
yeva nombre de armonía.
En "La Paloma" tenía
el lugar de residencia
y acaso hiciera querencia
por sus lujosos vecinos,
y lograron los destinos
con el tiempo una confluencia.

Poco sabía del mundo,
las radios, no lo turbaron
y los diarios no lograron
que perdiera ni un segundo.
Se'ntregaba, y de projundo
eso sí, pa'una truquiada
pero ya a la madrugada
estaba el hombre parao,
y tras el corto matiao
encaraba la rumbiada.

Siempre tenía'lgo que hacer
si no había que cosechar
nunca leña iba a faltar,
cardos o marlos pa'rder.
La pala, estaba en su "haber"
pa'gastar en la puntiada
pero él hizo de la'zada
el compromiso mayor,
poniendo en eya el fervor
que uno le pone a su amada.

Pero tuvo'tros amores
como la orquiya y maleta
que con la'huja, completa
el rumbo de sus primores.
Y mezclao entre hombriadores
también se lo supo ver
y en el diario'e su quehacer
no mucho más figuraba,
pues la sapiencia no daba
pa'encarar "otro metier".

Él no supo de un arao
ni tampoco de'nsiyar,
cuantimenos de cueriar
o verijiar un volcao.
Pero si jue el dotorao
en su lucha con los yuyos
por propios méritos suyos
pues los campos dieron frutos,
porqu'él volcó sus tributos
en la tierra'e los mangruyos.

Casi gringo



Yo soy del Chaco argentino,
nacido en esta región
soy tan hijo de esta tierra,
que me siento emparentado
al quebracho colorado
y al capullo de algodón.

En mis venas corre sangre
de la Italia forjadora,
de la estirpe labradora
que en mi patria se afincó.-

Fueron gringos mis dos padres
y también mis dos hermanos
que desde suelo italiano,
con la América soñaron.-
Aquel sueño y el destino,
los empujaron un día
a dejar toda una vida
por otra, tal vez mejor
y en un buque se embarcó
con lágrimas mi familia,
porque allá dejaron todo
con sus penas y alegría:
a la patria, a sus amigos,
a sus padres, a la villa,
a los sueños de la infancia,
que eran carne de ilusión.

Más sus pupilas mojadas
con llantos de mil ausencias
se secaron de esperanza
al ver esta noble tierra
que esperándolos estaba
para borrar con su sol,
las noches de tantas guerras;
que esperaba para darles
un arado y una reja,
trigo de paz para el pan
y un rancho para querencia.-

Así llegaron al Chaco,
mis hermanos y mis padres
plantando una humilde chacra,
rodeada de quebrachales
pagando en sudor de sangre
sus blancos algodonales
y olvidando con trabajo,
la noche de sus pesares.-

Luego, Dios, que nunca olvida,
premió el sufrir de mi madre
con un puñado de hijos,
tan rubios como trigales
y trigueños color sombra
de adentro de los obrajes.-
Entre ellos, llegaba yo
a ver la luz de este Chaco,
a escuchar sin comprender
los mil murmullos del campo
a gastarme las rodillas,
gateando por todo el rancho
y prenderme de mi madre,
para dormirme mamando.-

Yo ni contaba dos años,
cuando mi madre partiera
para dar vida a otro hermano.........
Ya nunca la volví a ver,
ya nunca estuvo en el rancho,
solo volviò mi familia,
todos de negro y llorando
y mi hermana la mayor,
mientras me alzaba en sus brazos
tratò de hacerme entender,
que mi madre no estarìa
nunca jamàs en el rancho....
porque Dios la habìa llamado
para tenerla a su lado.-

La chacra quedò en silencio,
todos hablaban despacio
y yo recorrìa el patio
siempre buscando y buscando;
màs un dìa se quebrò
el silencio con un llanto
que brotaba de la cuna
hecha de rùstico palo:
hacia adentro fuì corriendo,
los ojos grandes mirando,
y asomado a la cunita,
he visto de cerca el llanto....

Era un trueque del destino,
mi madre por un hermano:
asì terminò su vida,
dejando otra vida en cambio,
y se internò tierra adentro
por sujetarnos al Chaco:
porque si yo tengo sangre
de esa gringa de otros pagos,
tambièn la tiene la sombra
profunda de los quebrachos.

Y si sus huesos y carnes
viven en mi ser andando
tambièn viven en la tierra
de una tumba de este pago
y estàn abonando el suelo,
caliente de nuestro Chaco.-

Por eso es que yo me siento
emparentado a esta tierra;
por eso es que yo teniendo
tanta sangre de italiano
me siento tan argentino,
tan chaqueño y tan hermano
de las chacras, de los montes,
de los indios mocovìes,
de los tobas y matacos,
razas todas que en la selva
de entre los cardos brotaron
como fruto de esta tierra
donde mi madre ha quedado.-

Todo tiene algo que ver
con mi sangre y su pasado....
Por eso, aunque casi gringo,
lo quiero tanto a mi Chaco

Por tantearlo... nada más



En el sillón de febrero
se está hamacando el verano
y exprime de fìesta el sol
como queriendo arrancarle
más fuego del que ya quema
a aquellas tardes del Chaco.
Está tan bravo el calor
que ni los pollos se animan
a cruzar de un trote el patio.

Pero sin embargo el turco,
propietario del boliche
que está cerca del obraje
del Florindo Altamirano,
anda de aquí para allá.
Cruza mil veces el patio
poniendo vino en el pozo,
kerosén en los faroles,
acomodando los bancos,
porque sabe que a la noche
se va a ver bien compensao,
ya que es el fin de quincena
y en el obraje cobraron.

A más, pa suerte del boliche
la paga cayó en día sábado,
asi que el destacamento
le autorizó la bailante
que el turco está organizando.
Y ya pa'el medio'e la tarde
fueron cayendo parejo,
luciendo su mejor ropa
calzando alpargatas nuevas
y el frasco de agua florida
asomando en los bolsillos
de todas las corraleras
y a eso 'e la nochecita
pintaba lindo la fiesta...

Cada vez llegó más gente
con ganas de sacudir
las tabas'en la polvadera
o de encontrar al compás
de un chamamé nostalgioso
alguna guaina lindona
que sirva de compañera
para que la noche corta
se alargue en un río de vino
de cañas y de ginebra....

Y como siempre ocurría,
el vino espesó el ambiente.
y ya al rato el "sapucai"
era el dueño de la fiesta.
Tan dueño, que hubo momentos
ponchos de gritos tapaban
los acordes que lloraba
la acordeona verdulera.
Y entonces cayó el milico
a lucir su prepotencia,
porque era nuevo en el pago,
y no sabía que no es forma
de calmar la concurrencia.

Porque la gente de campo
tiene un modo de probar
si es digna de respetar
la autoridá cuando es nueva.
Y allí donde entró
tallando Antonio Durán,
que en dos trenzas de palabras
armó el lazo de la gresca.
El milico se jué al humo
pa'sofrenarle la lengua,
pero el Durán lo esperaba
empuñando la herramienta.

Y entonces nubes de rabia,
presagiosas de tormenta,
entraron a ennegrecer
las lunas de aquella fiesta.
Los brillos oscurecidos
de dos fierros en pelea
dibujaban en el aire
la presencia de la muerte
queriendo cobrar su presa.
Mas de ahí no pasaría
la tanteada de la fiesta.

La muerte quedó encerrada
en barrotes de destreza,
porque el Durán se hamacaba
casi sin tocar la tierra.
Y en un amague de punta
de esos pa'bandear madera,
atorao por defenderse
cambió la guardia el milico
y el Durán me lo acostó
con un planazo en la jeta.
Y con eso terminó
el hambre de la pelea.

Al gaucho se lo llevaron
a la sombra de una celda,
hasta que el comisario vino
y reclamó su presencia.
-¿Así que vos sos el malo,
peleador y prepotente
y el matón, pero de lengua?
-Ni lo uno ni lo otro,
dijo pausado el hachero-
yo soy hombre del obraje,
capaz de pasarme un año
metido por esos montes
sin conocer lo que es pueblo.

Si esta vez llegué al boliche
fue por tirarme unos pesos
en caña y en retozar,
pero ya al segundo grito
cayó su milico nuevo
a imponer autoridá
y usté sabe la costumbre:
cuando los gallos son nuevos
pa'probarles las espuelas
siempre hay que hacerlos pelear.
Jué simplente por eso
que yo saqué el de cortar.
Así que, mi comisario,
le ruego no me confunda
y me sepa disculpar.

Si lo topé a su milico
no fue ni por achurarlo
ni por hacerme matar.
Fue por ver si era tan hombre
de hacer de que lo respeten
peleando de igual a igual.
En una palabra, jefe,
mi profesión es el hacha
y no la de matonear.
Si esta vez pelié un milico,
fue por la vieja costumbre
"¡de tantearlo, nada más!"

Bueno... Froilán

(Dibujo: Lauren de Bacco)

Era un bulto nomás sobre la vida
como rancho a trasmano entre la noche,
mostrando desde lejos las pupilas
colgando de la liña'el horizonte...

Lo toreaban los perros donde fuera;
lo hicieron compañero'e lobizones;
y hasta el gurí le menudeó cascote,
y hasta la caña que tomaba solo
le envolvieron en risa los varones...

Llevaba arreando a silbos a las casas
una tropa de orgullos cimarrones,
y se los palenqueaba mansamente
una santita vieja entre los montes.

Venía sin rumbo de las lejanías
con un negro destino'e viento norte
que enancaba tormentas en sus alas
haciendo alborotar los nubarrones.

No nació pa'zorzal; se le negaron
óidos, uña y garganta en las canciones
y aborreció a las hembras encordadas
y rompió la guitarra desde entonces.
Nació para perder y perdió siempre,
y fue siempre el montao de los rigores,
y no tuvo ni un cardo pa'regarlo
ni una sed de agua p'apagar sus soles,
ni un ladero en las huellas del cansancio,
ni un árbol seco pa'sombrear dolores;
¡siempre ortigao por el desdén del pago
y envenenao por la maldad del hombre!

Cuando ya no aguantó más; cuando esa pena
se estaba desbordando en los zanjones,
alineó la tropilla de cerreros,
castigó sus orgullos cimarrones,
y del corral del pecho los sacaba
pa'que los viera la santita'el monte.

-Bueno, Froilán... no sos como tu padre
que heredó un corazón de lanceadores,
y no tenés el ademán resuelto
p'atropellar la vida a ventarrones.
El fue de lazo, de facón y espuelas
en rueda de polleras o varones,
derramando respeto en cualquier cancha
y más que por cantor gustó por hombre.

Fue como esos horcones bagualeros
clavas a pique p'aguantar cimbrones
y redomón que le pulseó las fuerzas
se le entregó amansao, porque era un hombre.
¡Dónde vas a ponerte con tu padre
si no cortás el pasmo ni a un cascote,
si no servís p'amansar gurisas
ni p'hacerle tragar la risa a un hombre!
No digo que obligués a las guitarras
porque ésa es condición de los cantores,
pero está en tus maletas el coraje,
porque sos de una raza'e lanceadores
pa'desbastar el filo de una daga,
clavar un alarido, alzar facones,
enancar una china enamorada
y en un atropellón ganar el monte.
¡Sos zonzo mi Froilán! ¡Quién iba a creer!
¡Si tu padre te viera en esta noche,
te dejaría malmuerto a talerazos
hasta borrarte de vergüenza el nombre!
¡Dónde vas a ponerte con tu padre
que más que por cantor gustó por hombre!
si no servís ni pa'estrellar la ofensa,
si ni parás el vuelo'e los pichones,
si ni marcás las bocas que te cuelgan
bautizo'e "lobizón" en las reuniones,
si hasta andás invitando con tu estampa,
si vos no sos como tu padre, un hombre!
Y v'ia tirarte l'última advertencia
como caliente achura de rigores:
si querés que las hembras se te entreguen
redomoniá primero a los varones,
porque no hay más orgullo pa'una moza
que el arranchar en el valor de un hombre.
¡Dónde vas a ponerte con tu padre
que fue el gaucho más tigre de este Norte!
.......................................
Como a los cuatro días del suceso
llegó una comisión al rancho pobre
y aquella cascarita'e camatases
seco el panal de regalar dulzores,
miraba al comisario que del flete
le bajó una provista de intenciones:
-¿Qué tiempo hace que falta'e la ranchada
su Froilán'ña Dolores?
-Ya van pa'cuatro días comisario...
¿pero qué le ha pasao, si él no es un hombre...?
-Eso créiamos todos pero... sabe?
ese dormido despertó de golpe,
y no pagó las cañas al pulpero,
y mató al hijo de don Pancho Flores
por cuestión de una moza que enancada
se alzó de paso pa'ganar el monte.
-¡Que te defiendan m'hijo las isletas,
los bañaos, los pajales, los zanjones
pa'borrar un rencor con un cariño
porque sos mi Froilán todito un hombre...!
¿No te dije mi viejo hasta el cansancio
que heredó un corazón de lanceadores?


(Dibujo: Eleodoro Marenco)