martes, 31 de agosto de 2010

El mejor pingo del pago

(Pintura: Carlos Montefusco)
Soy pobre y no tengo nada
y puesto que nada tengo
a contar la historia vengo
de mi mocedad pasada,
porque al pulsar la encordada
cada vez que tomo un trago
sin mentir y sin halago
suelo darme a conocer.
Porque yo supe tener
el mejor pingo del pago.

Yo fui el gaucho de melena,
vincha, chambergo y barbijo
que supo lucir prolijo
pañuelo y chaqueta buena,
una rastra con cadena
adorno del tirador,
un puñal de lo mejor,
chiripá, bota y espuela,
un poncho y una vihuela
y en el alma un payador.

La preciosa compañía
de mi rancho y de mi china
en mi gran pampa argentina
fue el orgullo de mi hombría,
y cuando una fiesta había
en cualquier parte que fuera,
mi gaucha a lo pueblera
se arreglaba el empilchao,
y yo con ella ennancao
caía a la fiesta campera.

Me bailaba un pericón,
zamba, cielo, cueca o gato,
luego les cantaba un rato
y me acercaba al fogón
donde el verde cimarrón
con tortitas no faltaba,
luego a apostar se empezaba
a las carreras cuadreras,
y hasta las chinas puebleras
clavaban suerte en la taba.

Y cuando apuntaba el día
el gauchaje entusiasmao
se le prendía al asao
con la mayor alegría,
el que prenda no tenía
se ofrecía de compañero,
y si el tiro era certero
a la que se le apuntaba,
tanto y tanto la ronceaba
hasta prenderle el yesquero.

Por eso que al lamentarme
cuando el pasado recuerdo,
de rabia chupo y me muerdo
porque no puedo olvidarme,
y al no poder habituarme,
a soportar el amago,
con el recuerdo me embriago
porque esa es la pena mía,
recordarme que tenía
el mejor pingo del pago.

Moreira murió, y su muerte,
fue la muerte del gauchaje
que con altivo coraje
jamás le temió al más fuerte,
yo por desgracia o por suerte
como reliquia he quedao,
y tan pobre me han dejao
los que hoy tienen el oviyo,
que por no pedir cuchiyo
hay veces ni como asao.

El merecido


¡No te cruzo la jeta de un lonjazo
porque te tengo lástima, sotreta!...
¡Prepará d'enseguida tu maleta;
montá el "nochero" y arrimá el "picazo",

que aquí tenés las pilchas de tu apero,
pa qu'ensillés ¿me has oído? y sobr'el pucho
te alejés d'estos ranchos, que hace mucho
soportan tus alardes de grosero!...

No has andao lerdo pa "mostrar la hilacha",
-aunque, ¡de poco te sirvió el apuro!-,
porque habrás aprendido, de siguro,
que no es lo mesmo güérfana que guacha...

Pensabas que el amor como el carancho
ha de saciar en carne su apetencia,
y créibas -¡Dios bendiga tu inocencia!-
que no cabe el honor dentro de un rancho;

pero la garra de la moza altiva
te trujo a la razón, cuando, insolente,
pujaste hasta poner sobre tu frente
el beso que ha de asquiarla mientras viva!...

¡Brutal como tu istinto jué su zaña!
Decime ¿habrá quién dude, al verte ansina,
qu'en trances d'esa ley saca una china
aliento pa voltiar una montaña?...

Vos no pensaste ansí, dejuramente;
¿rebelarse a tu hombría?... ¡qu'esperanza!,
pero ella puso un ¡miente! a tu confianza,
dibujando esa "flor" sobre tu frente!...

Gueno es que aprienda el que querer no sabe,
y si no, ¡que no quiera!... -Esta advertencia
quiero que llame juerte a tu concencia
y dentr'en ella, porqu'en ella cabe...
.......................................
.......................................
Mirame y no llorés... No quiero llanto;
solo quiero, sabés? que lo que has hecho
no güelva a repetirse bajo el techo
d'este "nido" de paz, mil veces santo...

Andá y pedí perdón, que la ofendida
no conoce el rencor más que de vista,
y si pa lesionarte anduvo lista,
no ha de andar lerda pa curar tu herida...

¡Andá te digo!... ¡Obedecé o m'enojo!...
Decile... ¡yo no sé!... lo que te cuadre;
pero jurale por tu pobre madre
que nunca volverás a ser tan "flojo"...

Yo ya te he perdonao, y sólo espero
que tu concencia a la razón atienda,
pues, si tras del perdón viene la enmienda,
concluirán tus alardes de grosero...

Consejo

(Foto: Eduardo Amorim)
Si es pa sacarle provecho
a un golpe...¡pegátelo!...
que aquél que más se cayó
es el que anda más derecho;
el ciego hasta saca pecho
de tan derecho que va,
porque bien seguro está
después de tanto golpearse,
que va en el saber cuidarse
no volver a tropezar...

Cuando al subir un repecho
te vas sintiendo cansao,
¡es lindo!, te habrás fijao
descansar de trecho en trecho;
y si el destinto te ha hecho
sufrir todos sus rigores,
te parecerán amores
los momentos de bonanza,
mas sin perder la esperanza,
que vendrán tiempos mejores.

domingo, 29 de agosto de 2010

Charrúa

(Foto: Eduardo Amorim)
Sos como tiro e'payanca
cuando pialo puert'ajuera;
de mi oscuro en la frontera
vos, sos la estreyita blanca;
arroyado sobre el anca,
vos, sos mi lazo trenzao;
mi calzonciyo cribao;
mi chiripá de merino,
candil con que me ilumino
p'hacert'este escrituriao...

Vos sos mi freno entrerriano
barbiador y coscojero;
sos mi facón caronero
que abomba si cae de plano;
sos rumbo que hago en el yano
oriyando algún guadal;
y en la fresca matinal,
pa envidia de los mostrencos,
la bandada de flamencos
que se alza del fachinal...

Sos la luz de l'alborada
tras de la nube rosiya,
madrina de mi tropiya
que va buscando l'aguada;
sos la marca recaldeada,
que es tarja con punto al centro
y en las domas, tierra adentro,
de mi espuela la rodaja
qu'en el costiyar s'encaja
sin charquiarlo en el encuentro.

Sos, como para un desparramo,
mi trabuco amartiyao
y del porrón degoyao,
la caña con que me mamo;
pero, yo al cuete te yamo,
con el ñudo del goyete;
te me perdés, la gran siete
entre el alambre de púa:
¡si sos pabeyón charrúa
flameando en el mojinete...

La calumnia

(Pintura: Carlos Montefusco)
Ella estuvo en la tranquera,
mirando fijo el camino...
¡Esperó en balde!...¡No vino!...
y oscureció campo afuera.

"¡Por ahí viven los Aldabe;...".
"él tuvo amores con Pura..."
"¡Pero nó; si siempre jura"
"que no lo quiere!...¡quién sabe!"

Esto dijo sin malicia,
rumbeando, triste, hacia adentro;
y el perro salió a su encuentro
para hacerla una caricia.

Mientras busca en su defensa
mil razones, mil excusas,
intercalan las lechuzas
una duda en lo que piensa.

Cuando se dió por vencida,
golpeada por la tristeza,
fue inclinando la cabeza
hasta quedarse dormida.
.................................

Da un tero su voz de alerta,
diciendo a gritos su nombre;
y la silueta de un hombre
pasa acechando la puerta.

Viene borracho de pena.
Viene estrujando sus nervios.
Es de los gauchos soberbios,
pero el amor lo sofrena.

Le han dicho en la pulpería
que, de un rancho al rancho de ella,
un hombre marcó una huella
que no olvidó todavía.

Muerde a ratos el barbijo,
la garganta se le anuda...
¡quisiera poner en duda...
la honradez del que lo dijo!

Piensa nombres diferentes;
ve de un amigo la sombra.
Tiene miedo; no lo nombra...
y hace rechinar los dientes.

Así llega hasta su choza
llevando un martirio a cuestas...;
y el perro, aquel, le hace fiestas
como enviado por la moza.

Toma y deja sus maletas...
se acuesta, luego hace empeño
por echarle un pial al sueño
que le anda haciendo gambetas.

¡Es otra nueva derrota!
De contrario a sus anhelos,
tiene un camoatí de celos
que el amor propio alborota.

Loco de dolor ensilla;
no estriba, monta de un salto.
¡Tan ligero cruza un alto
que lo ahoga la golilla!

Mi ombú


Cien años! Cada arruga es como un tajo
que lo hizo cicatriz algún ricuerdo.
Ya no queda cuchillo en todo el pago
que no haiga puesto el nombre de su dueño.

Letras que son promesas de los novios
y grabaron allí pensando en ella.
Es un tatuaje gaucho, claro y hondo
que el ombú va a guardar hasta que muera.

Árbol de savia criolla, que abre entera
su copa pa dar sombra a los viajeros;
hincha el lomo 'e las ráices juera 'e tierra,
pa que venga el cansao y tome asiento.

Cuanto pájaro llega hasta sus ramas
engancha su vivienda entre las hojas;
¡Cada nido parece una medalla
que se hubiera ganao por güen patriota!

Hay una cruz clavada al lao del tronco,
hecha con la guitarra de una moza.
¡Yo mesmo la enterré, junto con todo
lo que ella me contó cuando de novia!

Por eso que, aquí cerca, alcé mi rancho;
pa que de noche, cuando baje su alma,
me halle sobre las raíces, esperando
que me ponga de poncho sus dos alas.

Pa que me diga al oído, muy bajito,
lo mesmo que me dijo cuando entonces,
mientras quema una vela en su pabilo
y goteando en la cruz, llora mi nombre.

Llora por mí que ya no tengo lágrimas
¡treinta años lagrimié, siempre en secreto!
Naide más que mi ombú vido mi cara,
porque jueron sus hojas mi pañuelo.

Triste


Guitarra dueña del trino,
envidia de los zorzales
por donde brota a raudales
el sentimiento argentino.
Otra vez en mi camino
vuelvo a buscar tu canción,
pero no tienes el son
aquel que en lazos estrechos,
nos unió como dos pechos
en un solo corazón.

Ya no responde a mi afán
tu cordaje lastimero
como si fuese un alero
donde las aves no van...
Tristes los campos están
cual si fuera oscurecer...
y en lo más hondo del ser
que a la pensa se habitúa...
se desata la garúa
de las nostalgias de ayer...

Triste el arroyo dormido
de la loma se desata
como un suspiro de plata
en la llanura perdido....
Murmura el viento al oído
sollozos de la tapera
y toda el alma campera
se hace lágrima en los ojos;
más triste que los rastrojos
después de la sementera!

Ya el rancho no tiene nada
de aquel tesoro sencillo
que dió consistencia y brillo
a la hitórica jornada.
Parece que despiadada
la grandeza olvidadiza,
en la gloria que agoniza,
hubiera de un manotón,
deshecho el patrio fogón
y aventado la ceniza...

A lo largo del camino,
parece el viento la queja
de lo grande que se aleja
envuelto en un torbellino...
Nubla el cielo del destino
de la duda el temporal
y una sombra sepulcral
cruza la noche distante
como el alma en pena errante
de la gloria nacional.

Como estigma del pasado,
solo queda de la raza,
el surco que despedaza
y la espiga del mercado.
Y trueca el pueblo cansado
la melena del león
en librea de baldón
sin que la patria se acuerde...
tropa mansa que se pierde
al caer la cerrazón...

En la abundancia caído
el pueblo aquel de la hazaña,
se confunde en la maraña
como un pájaro sin nido...
Árbol que rueda partido
por la tormenta en miñangos,
arroyo que se hace fangos
cuando la seca lo abruma...
restos altivos de puma
que devoran los chimangos.

El recuerdo de otra edad
en la niebla se diluye
como un fantasma que huye
de su propia soledad...
Un viento de tempestad
descogolla los plantíos
y los árboles sombríos
en los lejanos ponientes,
parecen almas ausentes
sobre los ranchos vacíos.

Enramada sin aroma,
la tradición argentina,
no la borda la glicina
ni la arrulla la paloma.
La sequía de la loma
marchita el trébol de olor
y el surco del arador
siempre fecundo y abierto,
como la fosa de un muerto
está esperando al cantor...

Guitarra, triste guitarra,
ya no suenas como antes,
con los estilos vibrantes
y la milonga bizarra.
Tristezas cívicas narra
el poema de tu son;
has perdido la canción
la que con lazos estrechos,
nos unió como dos pechos
en un solo corazón.

jueves, 26 de agosto de 2010

Mi cómplice


Cuando el cielo se oscurece
la luna duerme en su falda,
y un anónimo pincel
dibuja estrella de plata.
Sólo el viento tiene voz
por los zumbidos que arranca
que al confrontar con los árboles,
se convierten en palabras
para romper el silencio
de mis noches solitarias.

Dicen que la soledad
si es enemiga te mata,
pero si uno se hace amigo
aunque es sola, te acompaña.
No es una única persona
quien en el silencio habla.
Son dos soledades juntas;
la del cuerpo y la del alma.
Una sin otra no existe
y otra sin una, no es nada.

Mis canciones más honestas
y mis ideas más claras,
surgieron, precisamente
en horas de madrugada.
Cuando un grillo traicionero
le pone al silencio trampas,
suelo ponerme de pie
enfrentando mi ventana,
que es un espejo gigante
para mirar mi mirada.

Aunque esté entre multitudes
y el ruido también atraiga
son efímeros momentos
por algunas circunstancias.
Pero nada es comparable
a mis madrugadas largas,
donde la luna es mi cómplice
hasta la hora que se marcha,
que es cuando voy a contarle
los secretos a mi almohada.

Que grande es el mundo afuera.
Que pequeña que es mi casa.
Pero si se observa bien
es un palacio de gala,
donde no hay trono ni reina,
emperatriz ni monarca.
No precisa de esas cosas
porque con muy poco basta.
Así es mi felicidad
y con ser feliz, alcanza.

Muchos vivirán, pidiendo,
yo en vez de pedir, doy gracias,
cuando me encuentro a mí mismo
en mis noches solitarias.
Mientras habiten silencios
en el mundo de mi casa.
Cuando con la soledad,
pase las horas más gratas.
Y recién pueda dormir,
cuando mi cómplice marcha.

Mi cariño ya perdido


Voy cual errante trovero,
por la desierta extensión ,
modulando una canción,
al tranco del parejero
y voy cruzando altanero,
a la gran senda soleada,
largándome a la cruzada,
los rigores del pampero.

Mi cariño ya perdido,
de lo que ayer supe amar;
en honda duda pesar;
recuerdo de lo que he sido,
mi recuerdo he sumergido,
en los crueles sinsabores,
que cubierto de dolores
cruzo el campo del olvido.

Soy aquél que en la frontera,
tenía el rancho de mi amor;
hoy solo queda rencor,
olvidando campo afuera,
sin una alegría siquiera,
por recordar; bien perdido,
soy un paisano abatido
de esta raza, altanera.

Soy un paria sin guarida,
que por el llano infinito,
voy al tranco, al galopito
sin calma en mi triste vida,
llevando una honda herida,
en mi gaucho corazón,
herido de una pasión,
sueño la dicha perdida.

Entero quiero quemarme (Estilo)

(Pintura: Carlos Montefusco)
La pampa supo mi paso
cuando marché pa'la guerra
pues fui golpiando la tierra
con la rudeza 'e mi canto.
Hoy, después de rodar tanto
entre los campos salvajes
dejé 'e cantarle al coraje
para cantarle a tu amor
que's lo mesmo que una flor
después de tan largo viaje.

Cuando en el cruel entrevero
asquiao de sangre y lanzasos
pensaba en bajar los brazos
y ansina entregar el cuero,
me asaltaba tu ricuerdo
y me abrazaba tan fuerte
que la espantaba a la muerte
y me infundía valor;
prienda, en la guerra, tu amor
jue mi ponchito'e la suerte.

Hoy que me encuentro de vuelta
en el pago'e tu cariño
le pongo un poncho de olvido
a lo mucho que sufrí;
debo sentirme feliz
de que supiste esperarme
por eso voy a quedarme
a tu lado mientras viva,
y en tu pasión encendida
entero quiero quemarme.

Amanecer en la Estancia


En sus últimos bostezos,
se está durmiendo el lucero,
y hay un cantar mañanero,
con música de embelesos,
la brisa deja sus besos,
sobre la vegetación,
y en esa gran floración,
sobre el campo refulgente,
allá en el lejano oriente,
enciende el sol su fogón.

Con sus tintes color grana,
y mágicos esplendores,
entre matices de flores,
ya despierta la mañana;
desde la fronda desgrana,
su melodía de zorzal
lo acompaña un cardenal,
y una calandria cantora,
pone una nota sonora,
en esa orquesta auroral.

Ya cada peón de la estancia,
después de cimarronear,
su caballo va a buscar,
y lo ensilla con prestancia,
mientras se oye en la distancia,
el tañido de un cencerro,
bala un ternero en su encierro,
y un paisano en el corral,
palenquea un animal
y se oye ladrar un perro.

En la espléndida mañana
que de su sueño desvela,
hay un chajá centinela
saludando con su diana,
la alborada se engalana
con su nota matutina,
hay claridad cristalina,
natural de los arroyos,
en los despertares criollos
de nuestra tierra Argentina.

De cepa criolla

(Pintura: Carlos Montefusco)
Ya parece que el criollismo
ha rodado campo afuera,
como si alguno lo hubiera
empujado hacia el abismo;
el paisano no es el mismo
de otras épocas pasadas,
van llegando las gringadas
con el calor de sus lumbres
a robarnos las costumbres
de tanto tiempo arraigadas.

Será muy lindo todo eso
pero a nuestra hermosa historia
la borra de la memoria
el avance del progreso;
hasta el soberano beso
que nos brindara el pampero
ha cambiao de derrotero,
de fortaleza y de ropa...
Tal vez se embarcó pa Uropa
llevando carnes y cueros!

Basta mirar los fogones
pa dasre cuenta e la cosa,
pura gringada hacendosa
mesturada entre los piones;
todos van de pantalones
luciendo su triste facha;
ya se ha muerto la bombacha
y si hay un criollo en la rueda,
tiene blanduras de seda
y es humilde como guacha.

Ha muerto la tradición
del tiempo de Martín Fierro,
y el gauchaje como perro
siguiendo la procesión;
es una desolación
que tiene pesos de plomo
no hay criollos ni por asomo,
y se ven los argentinos
patiando por los caminos
con las cargas en el lomo!

Los paisanos han tenido
tropilla, mujer y rancho,
y hoy andan como el carancho
dando vueltas afligidos;
los gorriones han venido
y la calandria se fue,
ni una payada se vé
que recuerde a Santos Vega...
El gringo a caballo llega
y el pobre criollo, de a pie!...

Charlas de fogón

(Pintura: Carlos Montefusco)
¿En mis tiempos? ¡ Había'e pasar eso!
¡Cualquier día mis jefes se entregaban
mientras quedase medio taco'e pólvora
y se hallase un bagual en la campaña!

¿Q'en Tupambay y en Masoller quedaron
panza arriba unos cuantos? ¡Vaya... vaya...!
¡En el Sauce, estuvimos cinco días
recogiendo los muertos, a carradas,
y entuavía con tantos que sobraron
se rellenaron tuitas las barrancas!

¡Engordaban los pastos, con la sangre
q'empapaba los campos de la patria!
Entonces se atracaban cuerpo a cuerpo.
¡No se tiraban dende veinte cuadras!

¡Clavando al redomón la nazarena,
viboriando la lanza,
pegaos al costillar, como los indios,
y dando al aire las golillas blancas,
ansina es que cargábamos nosotros!
¡Ansina el entrevero se formaba!
Boliadora, facón, lanza y trabuco,
mano a mano y en lay, como Dios manda!

¿Áura? Fusiles de cuarenta tiros
que alcanzan a cien cuadras,
y si las moras pican de cerquita,
como el guazuvirá, golver el anca!

El gauchaje en mis tiempos, se reía
del alboroto que arma la metralla;
¿los cañones? servían... ¡pa enlazarlos
y tráirlos a tirones, como rastra!

Yo no digo que ustedes sean más flojos;
ya sé q'hicieron, sí, la pata ancha...
pero ¡canejo!, no es ni parecido
a aquellos tiempos de mi edá pasada!
.............................
Ansí, en la rueda del fogón, de noche,
en la cocina grande de la estancia
un viejo nos habló. Y lo escuchamos
con rispeto y callaos, que su palabra
tenía el prestigio de catorce heridas
ganadas en el campo de batalla,
cuando los años no le habían dejao
cáidos los brazos y la barba blanca!

Y aemás q'es puro rezongar de viejo
que por sus nietos se le cae la baba;
él sabe bien del modo que peliamos,
que quien nos redotó, jué la disgracia...
¡Sobre el pucho nomás, estamos prontos
pa salir otra vez, por la revancha!

El criollo es siempre el mesmo
de chiripá bordao o de bombacha;
y sabe pelear, áura, igualito
que allá en los tiempos de la edá pasada.

¡No jué más duro el Sauce o Manantiales
que Tupambay, Illescas o Las Palmas!

Y aunque el viejo lo sabe, nos rezonga,
cuando entre mate y mate nos relata
las cosas de su tiempo... Y es que entonces
él, de cerquita véia las hazañas,
y áura se queda en el fogón, matiando,
mientras los nuevos hacen las hombradas.

lunes, 23 de agosto de 2010

Un día sobre el Callvú


Corre el arroyo cantando
entre juncos y totoras.
La tibia luz de la aurora
el campo va iluminando.
El cielo se va pintando
de un color rosa subido.
Anda en el aire, esparcido,
olor a tierra mojada.
Se va la noche apurada.
Un nuevo día ha nacido.

Ya está el campo en movimiento
y entre cardal y pajales
retozan unos baguales,
colas y clinas al viento.
Un hornerito contento
canta sobre una barranca;
coqueta, una garza blanca
usa el arroyo de espejo
y en un sauce mimbre viejo,
un toro se rasca el anca.

El violín de la chicharra
va anunciando el medio día;
su chirriante melodía
el aire puro desgarra.
Como si fuera una garra,
aprieta fuerte el calor.
Todo es calma alrededor
y, si se mira a lo lejos,
parece el campo un espejo
a causa del resplandor.

Cansado el sol de trotar
por el potrero del cielo,
busca la comba del suelo
y se acuesta a descansar.
Se ve a las aves buscar
la protección de sus nidos
y un grillo, en Do Sostenido,
mirando salir la luna,
canta una canción de cuna
a un día que se ha dormido.

Por eso canto estas cosas

Qué lindo en noche estrellada
tenderse bajo el azul
cubrirse con el tul
de una luna desvelada,
para escuchar la alocada
serenata de los grillos
que bajo los espinillos
pulsan violines copleros,
mientras sapos laguneros
corean los estribillos.

La noche tiene sonidos
misteriosos e inquietantes
que galopan incesantes
sobre los campos dormidos.
Mezclado con los chistidos
de lechuzas agoreras,
el viento en las cortaderas
pone murmullos sedosos
cual arrullos vaporosos
de femeniles polleras.

Cuando precisa el cristiano
en sí mismo reencontrarse,
para poder serenarse
es bueno que acuda al llano.
Allí se siente el humano
a veces tan pequeñito
que puede quedar limpito
con tan sólo contemplar
la grandiosidad estelar
que nos brinda el infinito.

Soy de estos pagos sureros
donde la vista no alcanza
a medir en lontananza
el largo de los senderos.
Donde los vientos pamperos,
al estrujar los pajales,
crean voces fantasmales
que impregnan la inmensidad
con cantos de libertad
y relinchos de baguales.

Por eso canto estas cosas.
Por eso quiero estos pagos
que me perfuman, con vagos
vapores de miel y rosas,
con mañanas luminosas,
con ardientes mediodías,
noches con melancolías
por culpa de las guitarras
que a mi alma le han puesto amarras
y a mi mente fantasías.

Abuelo Pampa

(Pintura: Carlos Montefusco)
Abuelo pampa que andás
en mi sangre galopando
y en mi pulso vas marcando
de una milonga el compás.
Tu espíritu montaraz,
tu tremenda gallardía
me legó esta rebeldía
que yo vuelco a mi manera
en las canciones sureras
que canto con alegría.

Por tu noble y recia estampa
de rudo y valiente pecho,
fuiste con todo derecho
dueño y señor de la pampa.
Filosa como una guampa
era tu chuza guerrera
y envuelto en la polvareda,
por la vieja rastrillada,
eras una esfinge alada
sobre un potro a la carrera.

El blanco se fue adueñando
de tu hacienda, de tu aguada,
hasta dejarte sin nada,
condenado a andar robando.
De a poco te fue empujando
a los confines del llano
y el, que se decía cristiano,
con vos no tuvo clemencia,
ni supo tomar conciencia
de que eras un ser humano.

Con el gaucho hizo lo mismo,
pa'combatirte lo usaron
y después lo abandonaron
demostrando su cinismo.
Fue tan grande tu egoísmo
de aquellos que gobernaban,
que al soldado alimentaban
con yeguas viejas y flacas,
mientras ellos con las vacas
sus fortunas amasaban.

Lo llevaban a pelear
con el cuento del deber,
a veces por no tener
sus deudas con que pagar
y allá iba el pobre a pasar
penurias y malos tratos,
porque aquellos literatos
tenían por filosofía
que si un gaucho se moria,
había más, y eran baratos.

Por defender a su gente
muchos caciques pactaron
y a los fuertes se arrimaron
para vivir mansamente.
Pero el blanco era exigente,
les dio trato de tirano
y en vez de tender la mano
hacie el hijo de la tierra
lo obligó a llevar la guerra
contra sus propios hermanos.

Y así fueron destruyendo
tu raza, abuelo, tu gente,
hasta matar la simiente
en un crimen cruel, horrendo;
y el gaucho quedó sintiendo
el sacrificio que encierra
haber vivido una guerra
en la que ganó, perdiendo.
Porque el gaucho aún sigue siendo
esclavo en su propia tierra.

jueves, 12 de agosto de 2010

Pal baile


Aprontate bien mi china,
porque hoy baila mi compadre.
Empaquetate de nuevo
porque nos vamos pal baile.
Hasé las cosas ligero,
pa que no caigamos tarde;
qu'el hombre si ha preparao
y la farra va a ser grande!...

Van las hijas de ño Fausto,
de Cleto y Nepomuseno,
y también las de Nastasio
y las gurisas de Pedro.
Hay boteya engüelta en pasto,
y la china de Leuterio
pasteles ha preparao
di una altura como serro!...

La música va'star güena
porque si han traido a Julián,
el hijo de la Saberia,
que capás es de tocar
hasta que no ardan las velas
y el sol comiense asomar.
Hay bermú, y hay caña güena,
ani, guindao y coñá!...

También mi han asigurao,
y pue que sea sierto mesmo,
de que va cair al bailongo
con la hija, el tano pulpero;
que la gringuita'stá linda
y mi ahijao, de lo güeno;
tiene campo mi compadre,
y el gringo, de plata un serro.

Mientra 'hasen l'acomodada,
pa despuntar la afisión,
truquiaremo en la cosina
con el viejo Nicanor.
Algún trago de lo güeno;
y ratos de lo mejor,
por alguno que otro cuento
y una güena rilasión.

Y hasta que despunt'el día
pasteles y simarrón.
Y a lo mejor cai al baile
algún bravo payador;
y entre cantos y compuestos,
amores y pericón,
vamo a pasar de lo lindo
hasta que levant'el sol.

Mi rancho


Aquí está mi nido de hornero,
rancho'e pobre pero seguro!...
...........................
Aura sí, que mi'amolao!...
Oigamelón al mosito!...
E pa pensar un ratito,
asigún ha preguntao!...
Miren, por ande si'apiao!...
Ni sé amigo, si e pa rairme,
o tira como pa cairme,
con algún pial de volcao!...

Ni que juese una tapera,
pa que un vientito a la sincha,
salga yevando la quincha,
o alsándose la cumbrera!...
No va a dormir usté ajuera!...
Se lo asiguro cuñao!...
No e pa pasarse arroyao,
pensando en esa sonsera!...

P'hacer mi rancho, voltié
a quebracho y coroniya!...
Ñapindá y sarsa parriya,
p'abrirme cancha corté!...
Sarandí, ñangapiré,
Multa, moyes y guayabos,
y árboles viejos y bravos,
y a más de un bicho maté!...

Yo mesmo le hise la quincha,
cuando me traje a mi china!...
Pa los postes y fajina,
traje árboles a la sincha!...
Como el palo duro pincha:
pa desgajar, sin perdones,
pa sacar güenos horcones,
me acomodé bien la vincha!...

Grueso y derecho, aparté,
como horquetas y soleras!...
Lo mediano, pa tijeras!...
Lo mejor, cumbrera jué!...
Pa que sobrara, corté!...
Pa fajina, jué la rama!...
Del sobrante, siya y cama,
con cueros acomodé!...

Dispués, hise un entrevero:
Tierra, bosta, pasto oriao,
y tuito, bien misturao,
con agua, en un pisadero,
salió adobe verdadero;
con él forré la fajina;
y pa lujo de mi china,
un hornito biscochero!...

Y, como güen compañero,
en lo alto del mojinete,
como seguro jinete,
su nido plantó un hornero!...
Con su canto mañanero!...
saluda en la madrugada;
sentinela de avansada,
avisa dend'el alero!...

Con que, a pat'ancha, aparsero,
puede dormir, sin cuidao;
porqu'estando usté a mi lao,
no va'a piligrar el cuero!...
Recorriendo el campo entero,
bombée el viento noche y día,
que no si ha dao entoavía,
que tire un nido de hornero!...

jueves, 5 de agosto de 2010

Montaraz

(Foto: María Ramos Mejía)
¡Ni que hablar! Me le asiento a mi lobuno
pa desmontar risién, ayá, en la selva;
qué me importa que caiga cruel la helada
ni sea la noche enteramente negra!
Si hay fríos más intensos entuavía,
esos que al alma despiadados nos llegan,
como hay penas que enlutan nuestras almas
más que las sombras de la noche mesma.

¡Aura sí; ya cumplí mi juramento!
¡Tres puñaladas le prendí al sotreta!
Una, por la hija que perdió pa siempre
sumiéndola en la pior de las tinieblas!
Otra, por la finada; a quien la pena
clavó en su pecho su mortal asero,
y en una noche de dolor projunda
abrió sus alas, y voló pal sielo.

Y la última por mí; la más projunda,
porque en su filo mi puñal yevaba,
el veneno de muchos sinsabores,
la sentida humedá de muchas lágrimas;
el dolor de una herida que hacía tiempo
buscaba una ucasión pa la vengansa,
vengansa que rumié noche tras noche
palanquiao por la lus de una esperansa.

Nada me queda ya, sólo el olvido
cubrirá con su poncho mi esistencia
sepultando lo grande de mi alma
en la fosa sin lus de la inclemencia!

Adios, rancho; Adiós sierra, Adiós mis pagos!
voy pa la selva a sepultarme vivo,
juyendo 'e la justisia de los hombres,
que la justisia'e Dios, ha'estar conmigo.

Un arroyo más


¿Cómo no he de mentar tus camalotes
o tus aguas de un lobuno oscuro?
Vos estás en mi ayer y sos futuro
que de mis versos regarás los brotes.

Más de una vez tus aguas los cogotes
cubría de la hacienda en trance duro,
y tras ella sobre un lomo seguro
yo supe arroyo, soportar tus botes.

Antiguo tajo cicatriz del suelo:
no conocí ni supe de tu nombre
sólo cruzabas el campo de mi abuelo.

Mas no importa. Para dejarte un canto
basta el saber que tu recuerdo asombre
las fibras de mi ser, con criollo encanto.

martes, 3 de agosto de 2010

Mi criollita


Eres la hermosa criollita
que al compás del instrumento
cantas con gran sentimiento
la sentida vidalita;
eres roja margarita
que crece por el bañado,
la que dichas has soñado
en este mundo pequeño...
porque sabes que tu dueño
eterno amor te ha jurado.

Eres la eterna paloma
que en el monte vive ufana
y canta por la mañana
sus cuitas, allá en la loma;
eres flor que con tu aroma
embalsamas el ambiente,
la estrella que en el oriente
deslumbra con su fulgor,
la que vence con su amor
a su destino inclemente.

Eres el sol que fulgura
en jardín guadalupense;
de las flores, la que vence
por su sin par hermosura;
criolla de linda figura
y elegante caminar;
la que no sabe olvidar
y nobleza solo encierra,
como ángel que en la tierra
ha nacido para amar.

Eres la de los labios rojos
la de sonrisa hechicera,
la de talle de palmera
y la de los negros ojos;
la que ahoga sus enojos
si su dueño la abandona,
la que sincera perdona
con todo su corazón...
la que quiere con pasión
y nunca jamás traiciona!